Elmer Ancona Dorantes
Algo está pasando en Acción Nacional (PAN) que simplemente no nos convence; el blanquiazul aún dice cosas que no cuadran; da la sensación de que le engaña a su militancia, a sus simpatizantes.
Algo se percibe en este llamado “relanzamiento” que no es más que una reinvención del partido conservador; parte desde el discurso mismo que dio el dirigente nacional Jorge Romero.
El PAN, desde hace muchísimo tiempo, ha venido planteando que necesita una urgente transformación al estilo de la 4T, pero con elementos y signos de las derechas modernas. El problema es que nunca se ha atrevido a concretar este cambio.
Sus miedos son impresionantes, da la sensación de que sus dirigentes a nivel nacional, estatal y municipal, no quieren perder sus privilegios al abrir las puertas, de par en par, a los ciudadanos.
Han pasado años y años y los mexicanos no ven un cambio real en ese partido dominado por unos cuantos; siempre se ven los mismos rostros, atrapados por sus propias crisis personales.
Los dirigentes son los mismos de siempre; se turnan el poder unos a otros sin dejar participar a las nuevas generaciones que intentan empujar y empujar para alcanzar tan solo un espacio. Y no lo logran.
Basta platicar con los jóvenes panistas de diversas localidades para escuchar su tristeza. Sus expresiones son las de siempre: “No nos dan cabida en los puestos directivos”, “Siempre imponen a su gente”, “estamos cansados de que sólo nos utilicen en cada campaña”.
Al escuchar en este “relanzamiento” a Jorge Romero, se perciben mentiras, engaños, promesas infundadas; un discurso político que cae en el vacío, en lo hueco.
¿Realmente están dispuestas las cúpulas del blanquiazul a abrir sus puertas a la Sociedad Civil, a las nuevas promesas ciudadanas que quieren influir en los ámbitos de poder político, pero que no son ni escuchados?
¿Realmente estas cúpulas harán un planteamiento serio para formar nuevos cuadros, para preparar a las juventudes que exigen se les permita ser incluidos en los órganos de decisión?
¿Realmente abrirán estas élites de sangre azul el Padrón de Electores a todo aquel que sienta simpatía con el partido, a todos aquellos que pretenden derrumbar a las autoridades, a los gobiernos que no velan por el interés social?
El PAN que estamos viendo, viviendo y padeciendo es un partido de viejos, de ancianos anímicos que no se quieren dar cuenta de su realidad, pese a estar difundiendo que ya tienen un nuevo rostro.
Si realmente quiere cambiar este partido y respirar un poco más de tiempo, está obligado a “ecumenizarse”, tiene que hacer lo mismo que hizo Juan XXIII en aquellos tiempos: abrir las puertas y ventanas de la Iglesia Católica al mundo entero.
El panismo tiene que dejar atrás su encierro perpetuo que los hace quedar mal ante todos los ciudadanos, comenzando por sus simpatizantes, por sus militantes.
¡Que abra ya su Padrón y deje militar, sin tanto candado, a la gente que comulgue con sus intereses, doctrina y principios!
¡Que convoque a los liderazgos naturales en cada localidad, en cada municipio, en cada estado, para que el partido sea impulsado y catapultado a sitios inimaginables!
¡Que cambie su narrativa, obsoleta y nada conmovedora, por otra que conecte con la gente de todos los sectores sociales!
Sólo de esta forma le creeremos a esta dirigencia, comandada por Jorge Romero, que aún no termina de convencer a muchos.
Creo que los 17 millones de mexicanos que votaron por sus siglas -en solitario o en colaboración interpartidista- se lo merecen ¿Qué tanto espera el viejo y rancio panismo?
@elmerando




