- Revierte la presidenta Claudia Sheinbaum los ataques opositores tras sufrir acoso en público.
STAFF / LUCES DEL SIGLO
CIUDAD DE MÉXICO.- La presidenta Claudia Sheinbaum recibió un amplio respaldo social y político tras haber sido víctima de acoso durante un evento público, pese a los intentos de figuras de la oposición por desacreditar el incidente como un supuesto montaje. La estrategia opositora no sólo no debilitó a la mandataria, sino que reforzó su imagen pública, al generar solidaridad incluso entre mujeres adversarias políticas.
El presidente nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno, fue uno de los primeros en sugerir que el episodio se trató de una puesta en escena para desviar la atención del asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. La acusación fue replicada por comentaristas y medios afines, lo que generó críticas por parte de colectivos de mujeres y actores políticos de distintos frentes.
“No se puede minimizar ni deslegitimar lo que claramente fue un acto de violencia de género en un espacio público”, expresaron desde organizaciones feministas que, aunque han sido críticas del gobierno, manifestaron su respaldo a la presidenta.
El respaldo hacia Sheinbaum se extendió rápidamente en redes sociales, donde usuarias compartieron mensajes de apoyo bajo la consigna: “Si le pasó a ella, nos puede pasar a todas”.
Figuras políticas de otros partidos, columnistas y defensoras de derechos humanos destacaron la importancia de que la jefa del Ejecutivo haya denunciado penalmente el hecho, como mensaje para combatir la impunidad en casos de acoso sexual.
“Con su denuncia, la presidenta está mandando una señal clara de que ninguna mujer debe quedarse callada”, afirmó la activista Andrea Medina.
Pese a la polémica, Sheinbaum se pronunció con firmeza e informó que impulsará reformas legales para que el acoso sexual sea considerado delito penal en todo el país. Actualmente, sólo algunos estados contemplan sanciones específicas.
La respuesta institucional de la presidenta contrastó con las reacciones de sus críticos, lo que fue interpretado como un punto a favor de su liderazgo. Medios internacionales como The Guardian y Reuters reportaron el caso como un reflejo del contexto de violencia de género en México, pero también como una oportunidad política para emprender acciones estructurales.
El intento de la oposición por transformar el incidente en una crisis política pareció revertirse. En lugar de erosionar su imagen, la presidenta capitalizó el momento como símbolo de lucha contra la violencia hacia las mujeres, recibiendo respaldo incluso de sectores que tradicionalmente le han sido críticos.




