Se achica mercado laboral para las mujeres

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  • A un año de la pandemia, más de un millón de mujeres salieron del mercado laboral, y quienes conservan sus empleos empeoraron condiciones de trabajo.
MARTHA MARTÍNEZ / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- A un año de que la pandemia por Covid-19 obligó a tomar medidas de distanciamiento social, más de un millón de mujeres salieron del mercado laboral, y las que lograron conservar sus empleos, vieron empeorar sus condiciones de trabajo.

Cifras oficiales indican que, en el marco de la actual crisis sanitaria, prácticamente todos los indicadores laborales relacionados con las mujeres han sido impactados negativamente, mostrando con ello que la pandemia pegó de forma especial a este sector.

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indica que entre enero y diciembre de 2020, la población femenina ocupada se redujo de 21 millones 868 mil a 20 millones 726 mil personas, lo que equivale a más de un millón 141 mil mujeres que dejaron de formar parte de la población ocupada.

No obstante, esta cifra aumenta si se consideran las plazas que se dejaron de crear -que en la última década ascendieron a más de 734 mil anuales, en promedio- y las que se perdieron en el mercado informal.

La ENOE advierte que, en sólo un año, la participación laboral de las mujeres en el País se redujo de 45.4 a 42.4 por ciento, la desocupación aumentó casi en un punto porcentual, de 3.4 a 4.3, y las mujeres subocupadas, es decir, aquellas que tienen la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les demanda, se disparó de 8 a 14.7 por ciento.

De acuerdo con las proyecciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la pandemia por Covid-19 impactará mucho más los sectores laborales más feminizados.

En su estudio “México y la crisis de la Covid-19 en el mundo del trabajo: respuestas y desafíos”, publicado en octubre de 2020, la OIT establece que los sectores con más riesgo de ser afectados por la crisis sanitaria son las industrias manufactureras, el comercio al por mayor, el comercio al por menor, los servicios inmobiliarios y de alquiler y los servicios de hospedaje y la preparación de alimentos y bebidas.

El reporte plantea que la participación promedio de las mujeres en estos sectores es del 43.5 por ciento, aunque existen rubros como el de servicio de hospedaje y la preparación de alimentos y bebidas, en donde la participación de ellas a nivel sectorial es del 59 por ciento.

En contraste, agrega, sólo dos sectores altamente feminizados corren bajo riesgo de contracción económica. Se trata de la educación y la salud, en donde las mujeres participan a nivel sectorial en un 62.9 y 67.2 por ciento, respectivamente.

La OIT sostiene que la pandemia puso en riesgo los empleos de más de la mitad de las mujeres mexicanas.

“Analizando la participación total de las mujeres por sector de actividad, más de 11 millones de empleadas laboran en sectores con un riesgo muy alto de contracción económica, la cual representa el 53 por ciento de la fuerza de trabajo femenina en México”, subraya.

Las mujeres que lograron conservar su trabajo también enfrentan un panorama poco favorecedor.

La ENOE indica que la brecha en el ingreso que perciben los hombres y las mujeres por hora laborada se redujo de 0.5 por ciento a 0.13 por ciento entre el primero y cuarto trimestre del año pasado.

No obstante, en el caso de los trabajadores de la educación, ésta pasó del 12.2 por ciento en el primer trimestre de 2020 a 19.8 por ciento en el cuarto trimestre, mientras que para el grupo de profesionistas, técnicos y trabajadores del arte, la brecha fue del 14 por ciento, y se mantuvo estable a lo largo del año.

Además, al cierre del año, más de 43 por ciento de las mujeres se encontraban ocupadas en actividades poco calificadas, cerca del 32 por ciento no contaba con prestaciones de ley y 54.62 por ciento no tenía acceso a trabajos formales.

A ello se suma el incremento del trabajo no remunerado, derivado de las medidas de confinamiento social que, entre otras cosas, llevaron a los niños de las aulas a los hogares, además de que la pandemia aumentó la posibilidad de tener un enfermo en la familia o en la comunidad.

De acuerdo con la ENOE, al inicio de 2020, los hombres que pertenecían a la población económicamente activa (PEA) destinaban 52.56 horas semanales a actividades económica y no económicas, mientras que las mujeres destinaban 63.15 horas. Para el cierre de ese año, la correlación fue de 51.31 y 61.60 horas semanales, respectivamente.

No obstante, si se revisan las horas destinadas a actividades no económicas, al cierre de 2020 los hombres destinaban 8.47 horas por semana y las mujeres 25.58 horas por semana.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sostiene que las enormes cargas de trabajo no remunerado son otro factor que inhibe la participación laboral plena de las mujeres.

Retroceso de 10 años

El organismo asegura que la pandemia del Covid-19 impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral.

“La pandemia provocará una reducción de los niveles de ocupación de las mujeres que representan un retroceso de al menos 10 años”, sostiene.

La Cepal señala que se requiere un nuevo pacto fiscal que promueva la igualdad de género como elemento central para la recuperación sostenible, que reconozca los efectos diferenciados de las medidas fiscales impulsadas, que asigne en los presupuestos recursos suficientes dirigidos a políticas clave para las mujeres en el contexto de la pandemia y que promueva paquetes de estímulos fiscales orientados a proteger los ingresos y el empleo de las mujeres afectadas por la crisis y su participación en la reactivación.

“Las políticas de reactivación deben reincorporar criterio de género en la selección estratégica de los sectores, los mecanismos y los instrumentos fiscales y la reorientación de incentivos”, indica.

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