Una latina con la mira en Marte

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  • La ingeniera aeroespacial Diana Trujillo fue la primera en narrar en español la llegada del róver Perseverance a Marte, en febrero pasado.
ISRAEL SÁNCHEZ : AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO. – La noche anterior a la llegada del róver Perseverance a Marte, en febrero pasado, la ingeniera aeroespacial Diana Trujillo (Cali, Colombia, 1981) pensaba cuán distinto era el ambiente en comparación con el arribo de Curiosity en 2012.

Sin multitudes de gente caminando de un lado a otro por todo el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA, pues la pandemia mantenía confinado el entusiasmo y dejaba los pasillos prácticamente vacíos.

Si bien a la ingeniera le parecía que las cosas habían cambiado en una forma muy triste, al mismo tiempo reafirmaba aquello que desde Curiosity había estado solicitando: transmitir en español un aterrizaje planetario de la NASA.



“Le había pedido varias veces a la directora de Comunicación del JPL que era importante hacerlo en español”, dice Trujillo, y el pasado 18 de febrero lo consiguió al narrar el momento en que la misión Mars 2020 depositaba en la superficie marciana el robot explorador más avanzado que ha sido enviado al espacio.

Aquel día, el reloj registraba este nuevo hito de la exploración espacial a las 12:55:47, tiempo del Pacífico -14:55 del centro de México-. Trujillo, inquieta, trabajaba desde las 8:30.

“Cafeinada, caminando como loca y pensando: Dios mío, ¿cómo va a ser esto? (Estaba) un poquito nerviosa, la verdad. Nerviosa por el sentido de pensar que uno no tiene control de lo que va a pasar una vez ya llegue el róver a Marte.

“Y en el momento que nosotros nos damos cuenta qué pasó, nosotros estamos recibiendo el pasado; estamos recibiendo 14 o 15 minutos después de que ha pasado”, detalla.

Sería en plena transmisión en vivo del programa “Juntos Perseveramos” cuando la también directora de vuelo de Mars 2020 tendría que anunciar el éxito o fracaso de la misión.

“Pensaba: ¿Cómo le doy la vuelta para que todos nos sintamos empoderados porque nos fue bien; o empoderados porque nos fue mal, pero empoderados de todas formas?”, rememora.

Al final, esto último no fue necesario, pues el róver logró completar la secuencia automatizada de descenso y Trujillo fue la primera en contarlo al público. Por apenas una fracción de segundos, el español le ganó al inglés, y el mundo hispano fue el primero en saber que el robot enviado a detectar rastros de vida microbiana se encontraba seguro en el Planeta Rojo.

“¡Hemos llegado! ¡Perseverance llegó! ¡Confirmado!”, exclamó en ese momento la colombiana, quien tenía una conexión directa con el personal que estaba haciendo el análisis de los datos de telemetría, y sabía lo que podían decir y qué significaba.

Un nuevo capítulo de la historia espacial se escribió entonces. Por primera vez, también en español.

“En ese momento no estuvimos en segunda fila, no lo recibimos después, no lo recibimos traducido. Lo recibiste directo, conmigo, con todos los que participamos, viéndolo.

“Yo sí me pongo a pensar en estudiantes que se van a graduar o que están a la mitad de un trabajo donde no saben lo que van a hacer. Pienso que esta transmisión les dio como una palmada en la espalda y les dijo: ¡Vaya, hágale!”, opina Trujillo.’Un trabajo de amor’Junto con la confirmación del amartizaje, el programa “Juntos Perseveramos” dio espacio y voz a la comunidad latina e hispanohablante involucrada en el desarrollo de este nuevo róver.

Y con más de un millón y medio de visualizaciones horas después de terminada la transmisión -2.6 millones hasta ahora-, el éxito disipó las inquietudes de Trujillo, quien nunca había hecho televisión.

La clave para definir en unas cuantas semanas el contenido, comparte, fue pensar en ella misma a sus 15 años, cuando trataba de decidir qué quería hacer con su vida; a sus 8, apenas tratando de entender las matemáticas, o a los 5, cuando aún pensaba en ser cantante, astronauta o piloto.

“Yo me devolví a eso y dije: ¿Cómo le hablo a todas estas personas? ¿Cómo le hablo a mi abuela, a mi mami, a mis hermanos, cómo me hablo a mí? Ahí dije: pensemos grande, grande, grande”, relata.

Y lo que visualizó primero como una entrevista acabó por incluir a investigadores detallando la misión y los componentes de Perseverance; cortes con información lúdica para niños; felicitaciones de cantantes famosos, como Juanes o Carla Morrison, y un reconocimiento a familiares y maestros del personal involucrado en la misión.

“Esto fue un trabajo de amor”, define Trujillo.

“Todas las personas que participaron o yo las conocía, o en algún momento tuvimos forma de hablar. Yo los llamé y les dije: ‘¿Sabes qué? Vamos a hacer esto, hay que hacerlo por la comunidad latina; yo necesito que tú aparezcas'”, agrega la ingeniera.

Pero la llegada a Marte estuvo lejos de ser el punto final de este esfuerzo. La gente aún no veía las primeras tomas de las múltiples cámaras de Perseverance, o el vuelo del helicóptero experimental Ingenuity. Había todavía mucho por informar en español.

“Ahí fue que dije: No, tenemos que pensar en Los martes de Marte”, cuenta la colombiana respecto a la serie de cápsulas semanales disponibles en la cuenta de Youtube de la NASA en español en las que se siguieron divulgando detalles y resultados de la misión a lo largo de los primeros ‘soles’, o jornadas marcianas.

“Yo me acuerdo de haber mandado el mensaje de texto a la gerente de NASA en español y ella me dice: ‘¿Tú sabes que me has exprimido todo el jugo con Juntos Perseveramos?'”, enuncia Trujillo, incapaz de contener una carcajada. “‘¿Ahora me vas a pedir Los martes de Marte?’. Y yo: ¡Sí, mira! Ya está escrito, y aquí están las fotos y esto es lo que podemos hacer. Gracias a Dios ella entendió la idea y salió todo”.

El plan inicial era hacer sólo cuatro episodios. Pero de nuevo, y tal como la colombiana lo esperaba, la comunidad latina se hizo presente a través de felicitaciones, mensajes de agradecimiento y, sobre todo, muchísimas visualizaciones plagadas de emojis.

“Ya al octavo yo dije: Bueno, no tengo nada más supremamente wow que decir después del helicóptero. Pero si hablamos de si la gente todavía quiere que hagamos esto y nos manda muchísimo apoyo, vamos a volverlo a hacer. Quiero volver a decirle a NASA: Mira, ¡mira!”, adelanta.Las ‘primeras veces’Lo “chévere” para Trujillo al grabar Los martes de Marte ha sido poder hablar de una misión de la que ella forma parte también. Y es que es miembro del equipo de los directores de vuelo que decide las actividades cotidianas de Perseverance.

Un róver en cuyo desarrollo también tuvo participación, pues cuando la parte mecánica, eléctrica y el software estuvieron listos tocó a un grupo de 15 investigadores dirigidos por la colombiana constatar que todo funcionara, y con particular atención en el brazo robótico y los instrumentos que ahí lleva: SHERLOC y PIXL.

“Cuando pusimos a PIXL, tuvimos un problema; tocó sacarlo. Después, cuando pusimos el brazo robótico, tuvimos un problema con un cable; tocó sacarlo y volverlo a meter.

“Tú te puedes imaginar qué es sacar el brazo robótico a la mitad cuando están poniendo las llantas y la cabeza, y decir: ¡No, paren! ¡Hay que sacar el brazo!”, dice entre risas.

Con esta experiencia a cuestas, la colombiana ahora dirige parte de lo que Perseverance va llevando a cabo. Por ejemplo, definió cuándo volaría Ingenuity o cuándo intentarían convertir el dióxido de carbono marciano en oxígeno respirable mediante el instrumento MOXIE, lo cual se consiguió el pasado 22 de abril.

“Yo personalmente me siento muy orgullosa porque en casi todas, si no es que todas esas primeras veces, Dios me dio la habilidad de ser parte de eso”.

Ahora sueña con estar ahí en el preciso momento en que se detecte que hubo vida pasada en Marte.’Acuérdese para dónde va’Creciendo en la Colombia violenta de la década de los 80, poder voltear al firmamento y contemplar los astros brillantes representaba para Diana Trujillo un remanso de paz.

“Todo callado, todo mundo está dormido, y uno mira las estrellas y todo tan chévere. Dices: ‘Oh, tanta paz’, pero ¡qué va!, son unos planetas enormes alrededor del Sol con toda esa vaina, y se ve súper perfecto. Entonces, para mí era como: si todo eso puede hacerse bien, ¿por qué es que nosotros, entre tú y yo, no nos podemos entender, no podemos hablar mejor? ¿Por qué estamos peleando por cositas? Yo quiero saber cómo funciona eso”.

Fue el inicio de la fascinación por el espacio de la hoy ingeniera aeroespacial de la NASA, quien a lo largo de su carrera ha trabajado con un programa para llevar cargamento a la Estación Espacial Internacional, con el explorador Curiosity y ahora con Perseverance.

Pero, antes hubo años duros. Emigró a los 17 a Estados Unidos sin conocer el idioma y con tan sólo 300 dólares en la bolsa. Trabajó como empleada doméstica una vez llegó a Miami para costearse las clases de inglés y luego mantuvo hasta cuatro trabajos a la vez para pagarse los estudios universitarios, primero en ciencias del espacio, luego en ingeniería espacial.

En Colombia, el futuro no se veía claro, sus padres se estaban divorciando y ella sentía que tenía el tiempo contado.

“Sentía esa presión de ‘tengo que hacer algo con mi vida’. Tengo que devolverme y ayudar a mi mamá; tengo que devolverme y decir: ‘Mira, nosotras las mujeres sí somos inteligentes, sí podemos hacerlo’.

“Eso es parecido a la respuesta de la transmisión y todo el trabajo en español: ‘Nosotras las mujeres no somos segundas, no venimos solamente al servicio, no estamos aquí al lado cuando me necesites’. Es la misma idea de no sentirse como que eres menos. Eres lo mismo, todos somos iguales. Ése era mi afán”, enfatiza.

El esfuerzo la llevó a formar parte de un grupo de estudiantes con los mejores promedios, alentada por una de sus profesoras. Luego, “Dios abrió las puertas”, dice, una detrás de otra, con una beca para la Universidad de Florida y después el ingreso a la Academia de la NASA.

¿Qué aconseja a las nuevas generaciones que quieren seguir sus pasos; a la juventud colombiana que atraviesa un momento crítico justo ahora? Yo les digo a todos ellos que yo sé que es difícil. Yo he estado ahí con ellos y me ha tocado igual de difícil, y en muchas situaciones no sé cuánto más difícil les esté tocando. Pero lo que yo sí sé son dos cosas. La primera es: entiende a dónde tú quieres ir en tu corazón, qué es lo que tú quieres hacer. No es lo que te dice otra persona, no lo que está esperando la otra persona de ti, sino lo que tú en tu corazón quieres hacer.

Y, adicionalmente a eso: escribe tus metas. Así sean locas, así las personas te digan: ‘pero eso, mija; no, eso no’. No, escríbelo, y ahora sí, repítelo. Porque hay algo importante de que tu cerebro sepa lo que tú quieres hacer. Entonces, escríbelo y todas las mañanitas, como yo lo hacía conmigo -y todavía lo hago-, léelo: ‘Voy a hacer esto, voy a hacer esto, voy a hacer esto’, y vas a ver que va a pasar. Eso te ayuda como tu estrella del norte: tú sabes para dónde vas con eso, porque te vas a acordar. O sea que: haga lo que usted hace siempre, solamente acuérdese para dónde va.

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