Aguas residuales, bomba de tiempo

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Aguas residuales, bomba de tiempo
  • Entre un 60 y 80 por ciento de aguas residuales van a dar a cuerpos acuíferos que están en contacto directo con la población.
DALILA ESCOBAR

CIUDAD DE MÉXICO.- El destino de aguas residuales hacia ríos y mares es una bomba de tiempo si no se aplican estrategias de rehabilitación o generación de más plantas de tratamiento y la Península de Yucatán puede ser una de las regiones más afectadas, afirman especialistas. 

Entre un 60 y 80 por ciento de aguas residuales van a dar a cuerpos acuíferos que están en contacto directo con la población. Una de las soluciones es reactivar plantas tratadoras que están en el abandono. 

Adalberto Noyola, investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advirtió que en la región sureste, al menos en Yucatán y Quintana Roo, hay una situación especial dado que el suelo es de naturaleza cáustica y en varias zonas hay ríos subterráneos.

Cuando hay algún rompimiento de un domo se crean cenotes y se tiene un riesgo de contaminación porque es un suelo muy permeable; “cualquier descarga sobre el terreno se infiltra rápidamente y contamina el acuífero. Con eso se pone en riesgo el suministro de agua de toda esa zona porque toda se abastece del acuífero por medio de pozos”, explicó el experto. 

Dentro de este proceso, añadió, los ríos subterráneos van a descargar al mar y de ahí pueden transportar contaminantes severos a la salud de los humanos. 

Aunque la ciudad de Cancún puede ser una excepción porque han buscado el control de aguas residuales, por tratarse del principal destino turístico, “no se puede con toda el agua que ahí se genera”.

Y planteó que el verdadero problema está en ciudades que han registrado un crecimiento exponencial, como Playa del Carmen o Tulum, que no están equipadas adecuadamente con plantas de tratamiento para limpiar las aguas residuales que generan tanto habitantes como turistas. 

Otra de las ciudades que enfrentan esta problemática es Mérida, Yucatán, que no cuenta con una red de drenaje, y así como en algunas ciudades de Quintana Roo, recurren a fosas sépticas de gran tamaño pero que no tienen mantenimiento, además de que presentan muchas limitaciones en cuanto a su capacidad de tratamiento 

“Se puede decir que es un pretratamiento, no es completo, por lo tanto el agua que sale de ahí sale aún contaminada y se va al acuífero y como está muy cerca de la costa, pues la contaminación llega al mar”, afirmó. 

“Ese es un problema real en la zona y debido a la capacidad de dilución del mar todavía no se convierte en algo grave, pero yo no sé, debe haber zonas de playa en alguna de estas ciudades que tenga problemas de coliformes o presencia de bacterias que demuestran que hay contaminación fecal. Sin duda pienso que en esta región hay ciudades que eran pequeñitas y de pronto empezaron con un crecimiento exponencial”, precisó.

El especialista alertó sobre el impacto que en esas ciudades genera el problema del crecimiento desordenado, además de que el saneamiento no se atiende debidamente y se prefiere recurrir a la fosa séptica, por ser más barata y sencilla, pero existen riesgos por su fragilidad. 

“Ya debe haber zonas rojas, de riesgo a la salud en algunas playas de estas ciudades y si no pronto va a suceder porque no se está haciendo el trabajo adecuado de control. Los olores pueden ser las primeras alertas de que algo está mal en la línea de la costa”, apuntó. 

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) publicó en 2020 el inventario de plantas municipales de potabilización y de tratamiento de aguas residuales en operación, donde registra que Quintana Roo junto con Campeche son de los estados con menor infraestructura de este tipo. 

Quintana Roo tiene 29 plantas, con una capacidad instalada de 3,012 litros por segundo y un caudal tratado de 2,016 litros por segundo. 

En enero de 2021 el gobierno estatal inauguró la planta de tratamiento “Akumal”, en el municipio de Tulum, que tuvo una inversión de 58.9 millones de pesos, en un esquema dividido entre el estado y la federación. El impacto es para 20 mil 500 habitantes y de acuerdo con la autoridad estatal, con esta infraestructura se busca garantizar el correcto tratamiento de las aguas residuales hasta por 15 años.

El estado con mayor número de plantas es Hidalgo con 62, una capacidad instalada de 35,849 litros por segundo y un caudal tratado de 27,434 litros por segundo. Esta entidad se ha convertido en un ejemplo por la capacidad que se podría tener en cuanto a plantas tratadoras de aguas residuales.

Noyola expuso que las grandes urbes, como la Ciudad de México, Monterrey, León y Querétaro “sí pueden con esa carga y sus sistemas de tratamiento funcionan muy razonablemente”.

Sin embargo, en el caso de la capital del país, “gracias a la gran planta del noroeste de la ciudad y ya está en Hidalgo, la llamada planta de Atotonilco, que es la planta más grande de México y de las más grandes del mundo, ayuda mucho a que los números de tratamiento de la Ciudad de México se eleven porque más de la mitad de su agua se trata gracias a esa planta”, explicó.

En CDMX hay varias plantas pequeñas que juntas suman 10 por ciento del agua y todas esas plantas se han instalado para reuso.

La diputada federal María Marivel Solís denunció que precisamente en Hidalgo ya comienza a darse daños severos en la salud de la población por el tratamiento del agua y por el uso de la misma. 

“Los productores comentan que eso les está afectando, ha bajado su productividad y no se puede comparar cuando se tiene un riego con materiales que llegan de químicos y desechos orgánicos y demás. Por ejemplo, se puede ver un maíz muy bonito, pero se hacen los análisis y tiene metales pesados y cuando nos comemos todos esos productos en la tortilla vamos teniendo problemas y vienen los casos de cáncer. Ya tenemos niños con cáncer porque toman agua que tiene metales y por lo tanto les afecta”, advirtió.

El Instituto de Ingeniería de la UNAM aplicó un estudio con una muestra de 280 plantas tratadoras de agua, de las cuales la mitad presentaron problemas como no cumplir en su funcionamiento o están abandonadas. De las que sí operaban, sólo la mitad cumplía con la norma; es decir únicamente la cuarta parte cumplía con un funcionamiento óptimo. 

En México hay más de 2 mil 500 plantas tratadoras, por lo que en la Cámara de Diputados se prevén puntos de acuerdo para aplicar un programa en el que los municipios destinen una parte del presupuesto para mantenerlas en operación o abrir más, dado que uno de los costos más elevados está en el consumo de energía eléctrica, mismo que se evita cubrir desde los gobiernos locales.

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