- Yucatán tiene haciendas que hoy se han convertido en verdaderos hoteles de lujo en las que ya es toda una tradición realizar un recorrido.
FERNANDO TOLEDO / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- Las haciendas del sur de México son famosas dada su belleza arquitectónica, los tesoros que albergan y los paisajes en los cuales fueron construidas, además, claro, de las múltiples historias que aún viven en sus arcos, pasillos y terrazas y Yucatán es muestra de ello.
Ya es toda una tradición realizar un recorrido por estas construcciones que hoy se han convertido en verdaderos hoteles de lujo, cómodos y lejos de todo el ruido de turistas que buscan las playas o la fiesta solamente.
Una de las más bellas haciendas en Mérida es la de San Antonio Hool, que data del siglo 17 y cuenta con gran valor histórico y cultural, ya que conserva muchos de sus elementos originales, como los coloridos arcos y murales que se asoman a sus muros.
Dedicada a cultivar productos del campo, como el henequén, y a la ganadería, este lugar pasó por muchos dueños. El primero fue el brigadier Don Roque Alpuche, figura muy conocida en la zona, quien adquirió la propiedad en 1683.
Y dada la belleza de esta edificio, en el 2017 se decidió restaurar este patrimonio nacional gracias al famoso arquitecto Francisco Hanhausen con la ayuda del despacho de Reyes Ríos + Larraín, que tiene más de 25 años de estar rescatando este tipo de monumentos históricos.
“La importancia de revelar capas precedentes de la vida del edificio, dejando testigos de éstas, fue fundamental. Aunque el estado del sitio antes de la intervención era irregular, pueden considerarse como excepcionales, ya que prácticamente todos sus rasgos arquitectónicos y materiales de construcción originales se mantenían completamente reconocibles”, afirma el arquitecto Hanhausen.
Uno de los principales retos en la restauración fue que las áreas nuevas cumplieran con medidas de seguridad asociadas a su nuevo uso, sin dejar de lado el gran valor patrimonial de la hacienda. Se trató de unir el pasado con el presente, llegando a un hermoso edificio con todas las comodidades para los visitantes.
Los exóticos jardines, que pueden albergar eventos hasta para 700 personas, crean el marco perfecto para este monumental edificio, ya que se puso especial interés en diseñarlos usando exuberantes especies locales en peligro de extinción como los árboles de guayacán, machiche y palo de tinte, además de muchos árboles frutales y arbustos florales originales de la región.
Todas las comodidades
La hacienda, localizada a 25 minutos del aeropuerto de Mérida, Yucatán, y que conservó su clásico color amarillo que recuerda al hermoso y no distante pueblo de Izamal, cuenta con ocho majestuosas habitaciones, todas diferentes: cuatro master suites con piscinas privadas, una junior suite y tres deluxe, algunas de ellas dotadas con su propio patio y vistas a los jardines.
Además, se encuentra muy cerca del Centro de Congresos, a 25 minutos de la playa de Progreso. Está también muy cerca del Centro Histórico de la ciudad, de museos, zonas arqueológicas y plazas comerciales por si se quiere dejar la tranquilidad de sus muros para adentrarse a otro tipo de aventuras más mundanas.
Cuenta también con una hermosa alberca con cupo hasta para 100 personas, diversas terrazas coronadas por los tradicionales arcos de la región, y tranquilos caminos para pasear al caer la tarde oyendo el canto de los pájaros, ya cuando el calor no sofoca.
Y por si fuera poco, se ofrecen excursiones para ver la flora y la fauna de la región, así como recorridos a las atracciones cercanas con guías especializados. El lugar cuenta con todo para realizar congresos o hacer home office. También ofrece biblioteca, hortaliza orgánica, pista de jogging, clases de yoga y cocina, cenas románticas y hasta bodas mayas.
Comiendo delicioso
Es posible probar una mezcla de lo tradicional con las técnicas vanguardistas en los suculentos platillos de Yucatán que se sirven en su ya famoso restaurante, como el clásico poc chuc, o carne asada al carbón, su ya famosa lasaña de cochinita y tacos dorados con hoja de Jamaica. También habrá que probar el dzikilpak, crema de jitomate con semilla de calabaza molida acompañada de tostadas, ceviche de lentejas y las famosas chayitas, o sea tortitas a base de masa con chaya.
Además, claro, de refrescantes aguas frescas (sobre todo la de chaya, que te quita el calor en pocos minutos). Y por supuesto, varios originales cocteles, con frutas y hasta con un toque de chile habanero.
Un gran complejo
Los planos de la hacienda de 1917 contenían toda la obra edificada que hoy en día aún prevalece: la casa principal, la capilla, pagaduría, administración y casa de mayordomo, la casa de máquinas, prensadora y empacadora, caballerizas y bodegas, patio henequenero, área para sembrados y hortaliza, así como corrales y cercas.
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