- Mauricio Escobar, productor del filme ‘Cadejo Blanco’, destacó que México y Guatemala son aliados en la confección cinematográfica.
JUAN CAROS GARCÍA / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO..- Países hermanos y fronterizos, México y Guatemala comparten esta sociedad geográfica y diplomática que les ha dado estabilidad histórica, y también se complementan en diversas áreas, como la cultural y artística.
Esta observación la realizaron el productor guatemalteco Mauricio Escobar, y el director estadounidense Justin Lerner, quienes acaban de estrenar su nuevo filme Cadejo Blanco en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF, por sus siglas en inglés).
“En este caso, y de muchas producciones de Guatemala, México es un aliado natural por la cercanía cultural y las facilidades y el avance que ha mostrado en su industria.
“En general, allá ha crecido bastante el aspecto de la post producción. Hay muchos técnicos que no tenemos aquí. Nosotros estamos impulsando el área creativa, y nos complementamos muchísimo con México”, destacó Escobar en entrevista.
Ambos externaron su beneplácito por la buena recepción que la película tuvo en el TIFF y relataron que en cuestión de construcción, el largometraje tiene mucha aportación de este País.
“Hay que reconocer la gran industria que se ha generado y ha crecido en México, y que cada vez tiene un nivel más elevado”, puntualizó Lerner.
“Nosotros hemos pasado mucho tiempo en Jalisco, ahí hemos estado trabajando con Jalisco Post, un estudio con muchísimo nivel de calidad técnico y que aportaron su trabajo con las steadicams (dispositivo que permite llevar la cámara cerca del cuerpo mediante un arnés)”, observó Escobar.
Cadejo Blanco fue rodada en la Ciudad de Guatemala, y su post producción se realizó en Guadalajara y en Los Ángeles.
“Nuestro diseñador de sonido es jalisciense, Frank Gaeta, quien ha estado nominado al Emmy y ha trabajado con los grandes, David Lynch, Walter Salles también en Crepúsculo“, compartió el realizador guatemalteco.
El título de la película hace referencia a la creencia local que tienen los guatemaltecos, sobre la existencia de un animal de cuatro patas que no es ni lobo ni perro, y que cuida a su comunidad de los males.
En esta franca alusión al folclor del país vecino del sur, fue integrada la premisa del filme, en la que Sarita (Karen Martínez) decide viajar a Puerto Barrios para infiltrarse en el grupo delictivo que cree, secuestró a su hermana.
Justin Lerner, el director y coautor del guión, se inspiró en situaciones reales para mostrar cómo una joven ingenua se involucra con peligrosos criminales creyendo que podría rescatar a su hermana, sin pensar en las consecuencias de sus actos ni de lo que tendría que hacer para ser aceptada en el clan.
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