NIDO DE VÍBORAS

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POR KUKULKÁN

EL PROGRESO que tanto anhelan en el sur de Quintana Roo se ha venido topando con las piedras que las mismas autoridades municipales y estatales le han puesto en el camino, por intereses mezquinos que podrían ir desde la búsqueda de chamba a futuro hasta el cobro de “moches” a los desarrolladores de proyectos inmobiliarios interesados en invertir sus capitales en estas áridas zonas de desarrollo donde campean la pobreza, la marginación y el desempleo, a pesar de contar con vastos litorales de envidiables bellezas naturales.

A ESCASOS días del cambio de estafeta en la administración del municipio de Othón P. Blanco, donde se ubica la capital del estado, inexplicablemente el ayuntamiento dio marcha atrás a los trabajos de diseño y aprobación de los instrumentos de planeación realizados durante varios meses para detonar el crecimiento y desarrollo sustentable de la región, que incluyen la actualización del Programa de Desarrollo Urbano (PDU) para Chetumal, Calderitas, Subteniente López, Huay-Pix y Xul-Há, así como el Esquema Simplificado de Planeación del Desarrollo Urbano y Centros de Servicios Rurales para la Localidad de Xahuachol en la Costa Maya.

A PRINCIPIOS de septiembre la regidora Mary Hadad, presidenta de la Comisión de Gobierno, Régimen y Desarrollo Urbano, anunció con bombo y platillo que los trabajos tenían un gran avance por lo que entrarían en vigor antes de concluir la administración del alcalde Otoniel Segovia Martínez pues existía la urgencia de que las nuevas autoridades contarán ya con estos instrumentos para arrancar de lleno con el desarrollo turístico basado en la preservación de los ecosistemas a fin de que la experiencia del campo y el disfrute de las bellezas naturales fueran los principales atractivos de los visitantes.

LA REGIDORA mencionó que la propuesta en la localidad de Xahuachol contemplaba una superficie aproximada de 443 hectáreas con densidades que van desde las 20 a las 60 viviendas por hectárea: “el desarrollo del pueblo está diseñado en cinco partes el poblado de apoyo, una zona turística campestre participativa, zona habitacional rural, zona industrial y una zona para alojar infraestructura”, dijo.

Y DETALLÓ que la zona de turismo campestre participativo consiste en tener parcelas de por lo menos una hectárea con una densidad de 10 cuartos por hectárea o cinco viviendas, con la finalidad de que los campesinos de las zonas rurales participen en la actividad turística por medio de ranchos o granjas turísticas donde se hospeden los visitantes en un ambiente 100 por ciento natural y en donde tengan la experiencia de conocer la vida del campo.

RESPECTO a la zona industrial se contempla la instalación de bodegas para el manejo y distribución de los productos que se cultiven en la misma zona, así como talleres y servicios que se requieren en la industria turística, mientras que la zona de infraestructura incluye elementos básicos necesarios como planta de tratamiento, subestación eléctrica y planta potabilizadora. 

TODO un gran proyecto al que de pronto se le metió freno aparentemente para transferir su aprobación a la nueva administración que encabezará la alcaldesa Yesunni Martínez Hernández, aunque al nivel de los regidores salientes se maneja la versión de que su compañera Mary Hadad tiene como rehén el proyecto para garantizarse “chamba” en la siguiente administración mientras que algunos desarrolladores con fuertes capitales invertidos en la zona comenzaron a quejarse de cobros de “moches” como condición para aprobar los instrumentos cuanto antes, al viejo estilo del Año de Hidalgo. Lo sospechoso es que las autoridades estatales competentes guarden silencio, avivando las suspicacias de “lo que no suena lógico, suena metálico”.

@Nido_DeViboras