Adiós Rocha, gran ‘villano’

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Rocha
  • Rocha descubrió inesperadamente su profesión a los 17 años por una audición teatral a la que no llegó un actor; debuto en la década de los 60.

FROYLAN ESCOBAR / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO- En cuanto sonaba la claqueta, Enrique Rocha se ponía serio para sus escenas, usualmente de villano, pues su imponente voz le permitía encarnar desde patriarcas incuestionables y estrictos (Dos Mujeres, Un Camino) hasta a un agente diabólico que quiso destruir a un ángel de la guarda (Serafín).

Pero en cuanto daban el corte, el actor guanajuatense, fallecido ayer a los 81 años de causas naturales, cambiaba.

Productores, actores y amigos que trabajaron con “Rochón”, como le decían por la gravedad de su voz, resaltaron esa gran contradicción: el público lo recordará como el malo del cuento, pero ellos lo harán como alguien muy animado.

“Quizá nadie lo ubica de esa forma, pero era el tipo más divertido que he conocido en toda mi vida, con el que más me he reído.

Nos caíamos literal al piso de tanto reírnos. Hasta me dolía el estómago. Tenía un sentido del humor que lo tenía siempre tan jovial, con tanta energía.

“Yo tenía en ese entonces un novio muy celoso y se ponía más de que yo saliera a cenar con Enrique, y aún así iba con él, porque literal nos veíamos para reírnos”, compartió en entrevista Lorena Herrera, que estuvo con Rocha en Dos Mujeres.

Rocha descubrió inesperadamente su profesión a los 17 años por una audición teatral a la que no llegó un actor.

Tras ello, debutó en la década de los 60 en cine y televisión, y afrontó retos como el filme El Proceso de Cristo (1966), de Julio Bracho.

Gracias a La Mentira (1965) llegaron otros melodramas, como Mundo de Juguete (1974), Cuando los Hijos se Van (1983), Mi Pequeña Traviesa (1997) y El Privilegio de Amar (1998).

Mientras interpretaba padres que no comprendían a los jóvenes, como en Rebelde (2004), curiosamente se convirtió en guía de los actores que iniciaban.

“Debuté en Cómo Duele Callar, cumplí ahí mis 19 años y mi pastel de tres leches me lo compró ‘Rochón’. Fue nuestro papá, sobre todo nuestra generación.

“Era un hombre con mucha clase, siempre invitador, hermoso, tomando en cuenta a todo mundo. Por eso los chavos siempre lo rondamos y amamos”, recordó la actriz Cynthia Klitbo.

Ambos fueron los antagónicos en El Privilegio de Amar, de Carla Estrada, quien rememoró al actor como el más profesional, quien siempre llegaba a tiempo con los textos aprendidos.

“Era muy caballeroso, muy atento, muy educado, muy propio, pero, sobre todo, un buen hombre que disfrutaba la vida. Yo creo que no se quedó con ganas de nada, fue un hombre que disfrutó muchísimo”, recalcó la productora.

De las comidas de los jueves que los productores tenían antes de la pandemia, Juan Osorio recuerda su costumbre de beber whisky, así como su ánimo.

“Rocha fue un galán, un gran conquistador con esa voz y todos le hacíamos broma de, a esa edad, cómo estaba su corazón.

Conocerlo era fantástico, porque estaba lleno de anécdotas. Su misma voz se prestaba para hacernos reír, para ser agradable.

“Ha dejado un legado muy grande y un vacío igual grande en el medio artístico”, destacó Osorio, que produjo Una Familia con Suerte.

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