Por KUKULKÁN
DESPUÉS de la demoledora derrota que obtuvo en las pasadas elecciones estatales, el PAN (y la oposición en su conjunto PRI, PRD y MC) entró a un proceso de crisis interna que está a punto de pulverizar la fuerza política que en 2016 le dio la mayoría en el Congreso, en los ayuntamientos y en la gubernatura de Quintana Roo, con Carlos Joaquín González como candidato, para que seis años después quedara reducido —en alianza con el partido del sol azteca— a un muy lejano segundo lugar que le representó apenas un escaño plurinominal en la nueva XVII Legislatura local.
SU CAÍDA se precipitó desde las elecciones de presidentes municipales en 2021, cuando en alianza con el PRI y el PRD sólo obtuvo tres posiciones de once ayuntamientos: Isla Mujeres, Solidaridad y Bacalar cuyos alcaldes han tenido que gobernar a la deriva política, sin el respaldo nacional (estatalmente no existen) de los partidos que los llevaron al poder. Esta orfandad en unos días traerá como resultado que la alcaldesa isleña Atenea Gómez Ricalde renuncie a su militancia mientras valora la oferta que le están haciendo para irse a Morena.
EN ALIANZA con PRD y el Partido Confianza, postulando como candidata a Laura Fernández Piña, el PAN obtuvo 87 mil 369 votos (el 16 por ciento del total) contra 309 mil 931 de la candidata ganadora Mara Lezama Espinosa (57 por ciento), de acuerdo con los resultados finales del árbitro electoral del estado. Ante la ausencia de una oposición que le haga frente, el partido guinda hasta se ha dado el lujo de reproducir las viejas prácticas de selección interna para elegir a los integrantes de su Comité Estatal, además de que se ha dedicado a reciclar a ex priistas, ex perredistas y ahora ex panistas en busca del oportunismo, perdón de la oportunidad de seguir adelante con sus carreras políticas.
FUE en las elecciones para gobernador del estado en 1999 cuando el PAN comenzó a mostrar músculo como oposición seria y responsable, con un honroso tercer lugar cuando el PRI era la aplanadora electoral (hoy lo es Morena), entonces obtuvo 39 mil 280 votos contra 100 mil 325 del PRI y 81 mil 571 del PRD que era la segunda fuerza política. Seis años después, en 2005, su votación creció a 76 mil 724 votos, pero se mantuvo en tercer lugar a pesar de que el blanquiazul había hecho historia con el triunfo de Vicente Fox Quesada como Presidente de México.
EN ESE mismo tercer lugar se quedó en las elecciones de gobernador en 2010 (la presidencia la encabezaba el panista Felipe Calderón Hinojosa, pero se vino abajo en los resultados al obtener 58 mil 287 sufragios. Pero en 2016 decidió aliarse al PRD para apoyar a Carlos Joaquín como su candidato logrando conquistar la silla de gobierno con 263 mil 793 votos, que en las pasadas elecciones estatales del 5 de junio se redujo a sólo 87 mil votos. El PAN dejó de ser un partido serio cuando se apoderaron de su dirigencia estatal personajes que hicieron de la política un negocio.
EL CLARO ejemplo es la ex regidora y ex diputada varias veces, Patricia Sánchez Carrillo quien cotizaba alto su voto en la aprobación de leyes o reglamentos para beneficiar a grupos o sectores con intereses económicos. Hoy ya vive retirada de la política para vivir de sus rentas en la ciudad de Mérida a donde con sus ingresos como representante popular le alcanzó para construir un edificio, además de haber amasado una gran fortuna con propiedades en Cancún y Tulum. Ella fue la mentora de los que hoy controlan el PAN estatal.
