Se inunda Paraíso; culpan a Dos Bocas

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Se inunda Paraíso; culpan a Dos Bocas
  • El municipio de Paraíso, en Tabasco, donde está asentada la refinería de Dos Bocas está bajo el agua.
JORGE RICARDO / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- El municipio de Paraíso, donde está asentada la refinería de Dos Bocas está bajo el agua.

La Alcaldesa Ana Luisa Castellanos (PRD) y vecinos atribuyen las anegaciones a las deficiencias de construcción de Dos Bocas.

Castellanos dijo ayer que la refinería fue construida sobre un manglar tapado con miles de toneladas de arena para levantar tres metros el terreno.

“Allí era un vaso regulador, era una reserva ecológica, pero rellenaron con arena el terreno. No vimos lo que iba a afectar y el problema está ahorita. Estamos a favor del desarrollo que trajo para el municipio, los empleos, pero nos trajo muchísimos problemas también”, dijo Castellanos en entrevista.

Según la alcaldesa, ella tiene reportes de graves inundaciones dentro de la refinería.

Cuando iniciaron las obras de Dos Bocas, en junio de 2019, expertos consultados por REFORMA advirtieron de los riesgos en la zona.

– La obra tendría sobrecostos y retrasos por la zona donde sería asentada.

– Por las características del terreno en Dos Bocas, en una de las regiones donde más llueve en el país, debía utilizarse aluminio y otras materiales ligeros que elevarían el costo de la construcción.

– El terreno era plano y se requería un gasto millonario para lograr una renivelación de suelo a fin de lograr una pendiente que protegiera a la refinería frente a inundaciones.

Tres años después, la refinería y la comunidad aledaña resienten los efectos de las inundaciones.

Vecinos difundieron ayer en redes sociales distintas imágenes que exhibían el daño en Paraíso por la inundación. La región es afectada recurrentemente por las lluvias pero la refinería agravó la situación.

La alcaldesa del único municipio de Tabasco donde no ganó Morena, reportó que ayer estaban inundados el Palacio Municipal, el mercado, y hasta su casa en Puerto Ceiba, del otro lado del centro, algo que no recordaba desde 1995 cuando pegaron los huracanes Opal y el Roxana.

Alfredo Cabrera, un jubilado de Pemex que vive junto a la barda de la Refinería acusó que su casa quedó inundada, como pasa siempre desde que la refinería arrasó con el manglar para elevar el terreno tres metros y dejar toda su calle por debajo del nivel.

“El agua mojó los colchones, la estufa, todos estamos en el agua, se formó el tapón por la barda”, indicó Cabrera, quien espera que el Gobierno federal les proponga reubicarlo a él y a sus vecinos.

La Secretaria de Energía, Rocío Nahle, afirmó que la refinería está diseñada para resistir cualquier contingencia y negó que hubiera inundaciones dentro de las instalaciones. “Es una obra planeada, con ingeniería especializada y ante cualquier situación debe de resistir, así fue diseñada”, señaló ayer en su cuenta de Twitter.

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