- Les preocupa que rompa el equilibrio cultural. No saben qué beneficios tendría en sus comunidades el proyecto federal.
MARCO ANTONIO BARRERA
F. CARRILLO PUERTO, Q. ROO.- A pesar del apoyo en ejidos al Tren Maya por los beneficios que podría traer a la zona originaria del sur de Quintana Roo, entre las personas adultas mayores queda la preocupación de dónde quedarán como grupo étnico cuando se rompa el equilibrio ambiental del corazón de la selva.
La duda ante el proyecto insignia de la Cuarta Transformación se soporta en las consecuencias que podría provocar la llegada masiva de personas y el impacto a las comunidades indígenas, ya sea positiva o negativa.
Antes del ferrocarril turístico, los relatos de los ancestros mayas presagiaban la llegada de un tren a las comunidades, pero como parte de una “nueva guerra” en cuyo transporte provendrían armas de fuego, machetes y pólvora de sus aliados beliceños e ingleses.
La “nueva guerra” se refiere a un posible conflicto armado posterior a la Revolución Mexicana, en que los indígenas combatieron al gobierno con rifles, machetes o pólvora que intercambiaron por maderas de cedro, caoba y palo de tinte, a principios del siglo pasado.
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Marcos Anastasio Cante Canul, presidente de la cooperativa turística “Xyaat”, recopiló durante tres años el pensamiento de 20 abuelos de la Zona Maya que con el paso del tiempo adquirieron sabiduría, y a quienes sus antepasados les transmitieron también su conocimiento.
De las charlas con los adultos mayores concluyó que al menos estaban a favor del proyecto ferroviario, pero la otra mitad la mitad le externó su preocupación de supervivencia como grupo originario: “hasta que la bala pase en el corazón de dios, entonces morirán los mayas”, le dijeron.
En su interpretación, el Tren Maya sería la bala que podría romper el equilibrio ambiental de la selva y la cultura, idioma, tradiciones y costumbres de las comunidades.
Cante Canul recogió el mayor tesoro vivo que representan los pobladores más longevos (algunos ya fallecidos) que habitan en las comunidades Tixcacal, Señor, X-Pichil, Tepich y Tihosuco, entre otras, de la zona sur del estado.
El ejercicio nutrió de contenido antropológico al libro “Últimos testigos. The Last Rebellion of the Maya in Yucatán” en 2019, al concentrar la sabiduría maya, estrategias de guerra y experiencias de vida de sus protagonistas.
Entre las 20 personas que participaron con sus testimonios están el músico intérprete del “Maya Pax”, Cecilio Poot (fallecido a los 100 años de edad), el sacerdote Celestino Cruz Peraza (fallecido a los 112 años), y el escribano guardián del libro sagrado de los mayas, Aniceto May Tun (fallecido a los 112 años).
En la portada del libro que se comercializa en tiendas en línea aparece el retrato del abuelo más longevo con vida, Abundio Yamá Chiqui, juez comunitario de 120 años de edad que habita en la comunidad “Señor” del Municipio Felipe Carrillo Puerto.
El volumen está escrito en español y maya, pero traducido al inglés y alemán, el cual concentra fotografías de Serge Barbeau y tuvo el auspicio del Museo de los Cinco Continentes en Munich, Alemania.
Durante la integración del libro se constató el desdén a la difusión de la cultura maya por el exgobernador Roberto Borge, al requerir los 20 abuelos viajar a Mérida para ser retratados.
En aquella ocasión carecían de 700 pesos del costo del autobús por cada pasajero, cuya petición de ayuda se hizo al exmandatario, quien se negó a costear el pasaje argumentando que “no había dinero”. Fue entonces que llegó el apoyo económico desde Alemania.
De las regalías por la venta del libro, el 50 por ciento se otorga a los ancianos, 30 por ciento corresponden al fotógrafo y 20 por ciento son para el manejo.
El orgullo de Cante Canul fue rescatar y mantener vivo el conocimiento ancestral y poder transmitir esa sabiduría a los niños de las comunidades mayas.
El reto siguiente es conseguir apoyos para desplazar las imágenes fotográficas (de dos metros cuadrados y con medio millón de megapíxeles) de los adultos mayores de Mérida al museo comunitario maya en la comunidad “Señor”, para integrarse al legado patrimonial de la comunidad maya.