NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

NO HAY en Quintana Roo un solo gobierno del periodo neoliberal que se haya resistido a la egolatría de imprimir su huella histórica en su paso por el gobierno del estado, generalmente con la construcción de obras públicas faraónicas que en su momento se vendieron como la solución a problemas sociales o inclusive como palanca de desarrollo económico, pero que a la vuelta del tiempo se convirtieron en elefantes blancos que hoy representan una carga económica para la administración de Mara Lezama Espinosa. Además del costo mensual por mantenimiento y servicios de seguridad que en uno de los casos saldría más barato demoler que remodelar.

EN BÚSQUEDA de encontrarle finalmente una función o un destino al monumental Auditorio del Bienestar (construido en 2015 por el gobernador Roberto Borge Angulo y que sólo se inauguró para después entrar en un largo periodo de deterioro durante la administración de Carlos Joaquín González), en el gabinete estatal se delibera si invertir más dinero bueno al malo ya que en realidad nunca operó porque de origen el inmueble presentaba fallas estructurales que ponían en riesgo a los más de 12 mil asistentes contemplados en el proyecto: les falta solidez a las columnas de la nave, se inunda en tiempos de lluvia, el estacionamiento quedó inconcluso y, a ocho años fuera de operación, fue víctima de desmantelamiento tanto de butacas como de accesorios para baño, así como de instalaciones eléctricas e hidráulicas.

EL PROPÓSITO original del Auditorio del Bienestar era apuntalar a Cancún como un destino de espectáculos masivos de talla mundial. El inmueble fue construido sobre el 10 por ciento de una superficie con más de 8 mil metros cuadrados de construcción, con estructura de concreto y acero, fachada de cristal, instalaciones hidráulicas, sanitarias y eléctricas, incluyendo planta eléctrica de emergencia y sistema de pararrayos. Cuenta con tres niveles de gradas y en la parte central una plataforma sobre la que pueden montarse cuatro mil butacas, además de estacionamiento para más de 1 mil vehículos y 20 autobuses. ‘Es una obra importante para el municipio de Benito Juárez, sus habitantes y todos los quintanarroenses; está listo para recibir eventos deportivos, ferias de charrería y conciertos, entre otros espectáculos masivos’, celebró Borge el día de la inauguración.

AHORA que Morena gobierna el estado hay quienes al interior del equipo de la gobernadora han planteado de reactivar el auditorio como centro de espectáculos, aunque también hay quienes opinan que lo mejor sería demolerlo pues dudan que la estructura arquitectónica resista una supervisión técnica a través del muestreo de las zonas consideradas como corazón de la obra que sirven para evaluar su grado de deterioro y oxidación de varilla. Veremos qué resuelven.

LOS ELEFANTES blancos proliferaron a principios del nuevo milenio cuando en 2003 el gobernador Joaquín Hendricks Díaz mandó construir la Megaescultura que forma parte de un corredor de esculturas por todo el malecón de la bahía de Chetumal, obra que en su momento quedó inconclusa porque los 100 millones proyectados inicialmente fueron insuficientes. En las siguientes tres administraciones de Félix González Canto, Roberto Borge y Carlos Joaquín se le siguió invirtiendo a la obra sin operar hasta después de 19 años, cuando en octubre pasado fue inaugurada como la ‘Mega Escultura Homenaje al Mestizaje’, un espacio público con áreas para actividades recreativas y eventos culturales que tiene el objetivo de volverse un atractivo turístico de la capital del estado.

AL CIERRE de su administración en 2022, Carlos Joaquín todavía le invirtió 20 millones más (400 millones se gastaron en total en dos décadas) para su remodelación pues había ofrecido el inmueble como sede de la Secretaría de Turismo federal y hasta soñó que sería su oficina al concluir su mandato, pero le cambiaron la jugada y lo enviaron de embajador de México en Canadá. Cuando menos allá estará seguro de no ser investigado por la nueva camada de elefantes blancos en su gestión, empezando por el Complejo de Seguridad Pública C5 para el cual se invirtieron más de 2 mil 500 millones de pesos para su construcción, equipamiento y tecnología de videovigilancia a través de un sistema de cámaras ubicadas en lugares estratégicos, que resultó ser un simple cascarón que renta el equipo de monitoreo, que no cuenta con el personal capacitado y dejó deudas pendientes por más de mil 500 millones de pesos. A la lista habría que sumar las instalaciones del Parque Industrial con Recinto Fiscalizado Estratégico que se quedó en la primera fase con una inversión de 100 millones de pesos y le falta lo primordial que es el convencimiento para atraer inversionistas interesados. Casi nada.

@Nido_DeViboras