NIDO DE VÍBORAS

718

Por KUKULKÁN

EL ESCENARIO político de Quintana Roo se vistió de promesas y ambiciones durante la visita de Claudia Sheinbaum. Lo que debió ser una celebración de la Cuarta Transformación se convirtió en una pasarela de arribistas, ansiosos por un rescate de imagen de manos de la dirigente nacional. Pero no todo fueron aplausos y vítores; también se desplegó un acto magistral de rechazo ciudadano y astucia política que merece ser narrado con la sátira que demanda el absurdo de sus protagonistas.

ENTRE los intentos más descarados por robar cámara y legitimidad, destaca la aparición de Marybel Villegas Canche, quien, en un giro digno de una telenovela, intentó sorprender a Sheinbaum, sólo para encontrarse con una sorpresa propia. La senadora, ya desacreditada, buscaba un halo de redención que claramente no encontró.

PERO la comedia de errores no se detuvo ahí. Laura Beristain Navarrete, la exalcaldesa de Solidaridad con un historial de corrupción tan abultado como su descaro, intentó colarse al templete de Sheinbaum. Su intento fue un espectáculo bochornoso que culminó con su expulsión, entre los aplausos de una audiencia que rechaza el oportunismo político tan férreamente como la propia Sheinbaum.

LA TARDE en Cancún no prometía menos drama. Claudia Sheinbaum, en un acto casi poético al atardecer, prometió desmantelar la privatización del agua, golpeando directamente a los intereses de Aguakan. En este escenario, Juan Carrillo, el diputado federal del Partido Verde Ecologista, marcado por acusaciones de corrupción, encontró su momento de desgracia. Carrillo, quien pretende navegar de nuevo en aguas electorales bajo la bandera del partido del tucán, fue públicamente repudiado, un destino compartido con aquellos que, como él, confunden el servicio público con el enriquecimiento personal.

ESTA SAGA de intentos fallidos por colgarse de la imagen de Sheinbaum no es sólo el reflejo de la desesperación política de algunos, sino también una muestra de la agudeza con la que el público y los organizadores responden a estos arribismos. El mensaje es claro: en el teatro de la política quintanarroense, no hay espacio para actores que buscan redimirse sin hacer un verdadero acto de contrición y cambio.

MIENTRAS tanto, la Cuarta Transformación sigue su curso, aparentemente indiferente a los intentos de aquellos que, desde la penumbra de sus propias controversias, intentan aferrarse a un movimiento que les es ajeno. Esta danza de los oportunistas, lejos de ser un espectáculo digno de admiración, se convierte en una crónica irónica de cómo el intento de usurpar una imagen puede terminar en un espectacular auto-desprestigio.

EN LA ENTIDAD, la política sigue siendo un escenario de sorpresas, donde los intentos por colgarse de figuras prominentes suelen tener un final tan irónico como merecido. El público, siempre astuto, sabe reconocer y repudiar a aquellos que, lejos de contribuir a la transformación, buscan su propio beneficio en la sombra del oportunismo.

@Nido_DeViboras