NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN UN ESCENARIO donde la ironía y el sarcasmo se entrelazan con la realidad, la administración de Solidaridad, bajo la batuta de la presidenta municipal Lili Campos Miranda, nos ha ofrecido una lección magistral sobre cómo transformar la austeridad en un arte: el arte del gasto exorbitante en viajes internacionales, todo en nombre del “desarrollo turístico”. Con un desembolso cercano a los 4 millones de pesos en excursiones por el globo, Solidaridad ha establecido un nuevo esquema de costo-beneficio en la esfera del turismo gubernamental, ese donde el retorno de inversión parece ser un concepto tan elusivo como el chupacabras.

VEAMOS el contraste: mientras que Solidaridad repartía generosamente casi un millón de pesos en escapadas a ferias turísticas en Madrid y Londres, el municipio de Benito Juárez (Cancún), con una discreción digna de un monje budista, gastaba cifras que harían sonrojar a un contable por su modestia. Por ejemplo, para el mismo evento en Londres, el secretario de Turismo de Cancún apenas rozó los 60 mil pesos en viáticos, un monto que en Solidaridad probablemente se destinaría a… ¿café de cortesía?

LA OPACIDAD en la comprobación de gastos es la cereza del pastel. Mientras que algunos se contentan con justificar cada centavo gastado, en Solidaridad, las facturas parecen jugar al escondite, dejando un rastro de dudas que incluso Sherlock Holmes encontraría estimulante. ¿Acaso la Feria Internacional de Turismo en Berlín valía los 431 mil pesos en viáticos? ¿O era más bien un tour exclusivo por la ciudad bajo el disfraz de trabajo oficial?

ESTE FESTÍN de los viajeros, con sus cifras astronómicas y su carencia de justificación, no es más que un reflejo del eterno dilema entre lo que se gasta y lo que se obtiene. Y mientras nuestros funcionarios de Solidaridad disfrutan de sus viajes estelares, el contraste con sus colegas que participaron en los mismos eventos con presupuestos más terrenales nos ofrece una lección invaluable sobre el valor del dinero… y el costo de olvidarlo.

EN EL DETALLADO universo de los números, la Asamblea General de Ciudades Educadoras en Sevilla escribe otro capítulo revelador, con viáticos que ascienden a 355 mil 882 pesos, divididos equitativamente entre funcionarios de Solidaridad, sin dejar rastro de los gastos de la alcaldesa. ¿Acaso se teleportó a Sevilla, evitando los costos usuales de viaje? Esta magia contable, donde los números aparecen y desaparecen, añade un elemento de fascinación a nuestra historia, dejando a la audiencia preguntándose dónde se esconden los detalles que justifican tales desembolsos.

POR OTRO LADO, el evento en Tallin, Estonia, parece seguir la tendencia de gastos exorbitantes con 315 mil 169 pesos repartidos entre apenas dos personajes de nuestra trama, incluyendo a la propia Lili Campos. Aunque lejos de casa, el guion se mantiene: gastos generosos con poco detalle en la trama. En contraste, el esfuerzo por representar a Quintana Roo en la Asamblea General de Ciudades Educadoras, con un gasto más moderado de 92 mil 328 pesos por parte de funcionarios de educación, demuestra que el escenario internacional no siempre requiere de un despliegue financiero digno de realeza. Este acto secundario, aunque menos glamoroso, quizás merezca un aplauso más sincero por su intento de equilibrio entre visibilidad y prudencia financiera.

ESTOS números, fríos y calculadores, nos ofrecen una visión sin filtros de la política de gastos en viajes internacionales. En la danza de los millones, Solidaridad se lleva la corona por su habilidad para transformar el erario en boletos de avión y noches de hotel. Mientras tanto, los esfuerzos más modestos de otros funcionarios plantean una pregunta incómoda pero necesaria: ¿Es posible lograr los mismos objetivos con una factura considerablemente menos abultada? En esta narrativa de contrastes, la moraleja parece clara, aunque la implementación de esta lección sigue siendo, por ahora, una obra en progreso.

@Nido_DeViboras