NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN LAS ÚLTIMAS semanas, Quintana Roo se ha convertido en el escenario de una feroz batalla mediática en la que la inseguridad y la violencia parecen orquestadas desde oscuros rincones políticos. A medida que nos aproximamos a las elecciones presidenciales del 2 de junio, las acusaciones fluyen más libremente que las aguas del Caribe mexicano. ¿Pero cuánto de lo que vemos y oímos es real y cuánto es una manipulación destinada a inclinar la balanza electoral?

LOS OPOSITORES al gobierno de la Cuarta Transformación han lanzado una campaña que, a falta de propuestas concretas, parece fundamentarse en el terror visual. Las imágenes de supuestos grupos armados en Cozumel no son más que un montaje, un espectáculo pirotécnico diseñado para sembrar miedo entre los votantes. Y en este juego de sombras, el ex jefe policiaco Alberto Capella y miembros del equipo de seguridad de la candidata Xóchitl Gálvez aparece como el titiritero, manipulando la percepción pública con la esperanza de mantener el control sobre los estratégicos municipios de Solidaridad y Cozumel.

PERO este no es sólo un teatro de operaciones políticas; es también un reflejo de cómo ciertos grupos buscan perpetuar un estado de caos que les beneficie. Los antiguos gobernadores priístas y panistas de la región, cuyos mandatos fueron marcados por el escándalo y la corrupción, están, según la intuición popular, detrás de esta maquinación. Su legado, lejos de ser el desarrollo y la prosperidad prometida, fue un saqueo sistemático del patrimonio estatal. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI sigamos siendo testigos de estas tácticas de miedo?

LA TECNOLOGÍA ha avanzado, pero nuestros métodos políticos parecen estancados en una era de desinformación y manipulación. La realidad es que estas estrategias no sólo socavan la integridad del proceso electoral, sino que también erosionan la confianza en nuestras instituciones democráticas. Es fundamental que los ciudadanos de Quintana Roo, y de todo México, se acerquen a las urnas informados y conscientes del poder de su voto. La democracia se basa en la participación, no en el miedo. No permitamos que la sombra de unos pocos oscurezca el futuro de muchos.

LA CAMPAÑA de desinformación en Quintana Roo no es un caso aislado. Es un síntoma de una enfermedad política más profunda que afecta a muchas democracias contemporáneas. La manipulación de la realidad para servir a intereses particulares es una estrategia antigua, pero en la era digital, su alcance y su impacto son exponencialmente mayores. A medida que avanzamos hacia el día de las elecciones, es esencial que los votantes busquen activamente información veraz y contrastada.

NO SE DEJEN engañar por las sombras que bailan en las paredes de las cavernas; el fuego que las proyecta no es más que el reflejo de las ambiciones de quienes desean mantenerse en el poder a cualquier costo. Así, mientras Quintana Roo se prepara para votar, la pregunta que queda en el aire es clara: ¿Vamos a permitir que el miedo dicte nuestro futuro, o vamos a enfrentar estos intentos de manipulación con la fortaleza de nuestra convicción democrática?

LA RESPUESTA, queridos lectores, está en nuestras manos. Que la razón y la verdad iluminen nuestro camino en estas elecciones, para que el futuro de Quintana Roo y de México no sea secuestrado por las sombras del pasado. No más espectáculos pirotécnicos; es hora de exigir una política de sustancia y transparencia. Y recuerden, el miedo nunca debe ser la guía de un elector informado y comprometido.

@Nido_DeViboras