NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN UNA PEQUEÑA comunidad al oeste de Tulum, donde el lujo y la opulencia no son sino cuentos de hadas, las mujeres de Hondzonot han demostrado que el verdadero tesoro se encuentra en el espíritu y la perseverancia. Aquí, entre las polvorientas calles y las modestas chozas, un equipo de softbol femenino, las Diablillas, ha logrado algo que ni el más optimista de los pronosticadores podría haber previsto: hacer de su nombre un símbolo de orgullo y admiración en todo México.

SE TRATA de 13 mujeres mayas, que juegan descalzas y enfundadas en sus tradicionales huipiles, quienes no sólo dominan el diamante, sino que también han conquistado corazones y premios internacionales. Su historia, que parece sacada de un guion de Hollywood, ha sido documentada en un cortometraje galardonado en el prestigioso Festival de Cannes Lions 2023. Y, por si fuera poco, Netflix ya ha puesto sus ojos en ellas, planeando llevar su inspiradora odisea a la pantalla.

EN ESTA comunidad donde el 15.86% de la población es analfabeta y apenas el 46.90% tiene acceso a un refrigerador, estas mujeres han encontrado en el softbol una vía de escape y de superación. Con nombres que resuenan con fuerza —Gelmi, Adelaida, Wilma, Alberta, Yaneli, Mirna, Naomi, Jerónima, Erika, Teresa, Liz, Lucely y Rogaciana— las Diablillas se han convertido en verdaderas campeonas, tanto en el campo de juego como en la vida. Cada partido es una batalla contra las adversidades que enfrentan diariamente. 

AYER, las Diablillas metieron un jonrón en el mismísimo Palacio Nacional, donde fueron recibidas por el presidente Andrés Manuel López Obrador. En una ceremonia cargada de emoción y simbolismo, estas mujeres humildes de Hondzonot fueron homenajeadas como heroínas nacionales. “Representan también los alcances del Tren Maya, que permitirá la inclusión y visibilidad de nuestros pueblos originarios, antes excluidos del éxito turístico”, dijo la gobernadora Mara Lezama, destacando la trascendencia de su ejemplo.

CON SUS 391 habitantes, Hondzonot es una comunidad rica en tradiciones y espíritu, pero pobre en recursos materiales. Sin embargo, la historia de las Diablillas demuestra que no se necesita riqueza material para alcanzar el éxito y la gloria. En un lugar donde sólo el 8.85% de las viviendas tiene automóvil y ninguno cuenta con internet, estas mujeres han encontrado en el deporte una forma de elevarse por encima de sus circunstancias y de poner en alto el nombre de su comunidad.

A TRAVÉS del cortometraje “Las Diablillas”, han logrado llevar su historia a las pantallas de todo el mundo, lo que además les valió el aplauso y la admiración global. En un campo de competencia con 543 películas, sólo siete fueron premiadas en el afamado festival internacional de cine, y entre ellas, las Diablillas brillaron con luz propia. Su éxito en Cannes es un reflejo de su determinación y de su habilidad para convertir el desafío en triunfo.

Y MIENTRAS esperan ansiosas el inicio de la producción de Netflix, ellas continúan entrenando, corriendo descalzas por los campos polvorientos de Hondzonot, perfeccionando su juego y preparando el próximo home run. Dicen jugar por diversión, pero también para demostrar que, con esfuerzo y unidad, cualquier sueño es alcanzable. Con cada jonrón que meten, nos recuerdan que la verdadera riqueza no se mide en dinero, sino en el corazón y el coraje de quienes nunca se rinden

@Nido_DeViboras