NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN EL RINCÓN más olvidado del mapa mexicano, donde la pobreza y la marginación parecen haberse asentado cómodamente, surge un fenómeno que nos deja boquiabiertos: las mujeres emprendedoras del sureste. Y no, no estamos hablando de heroínas de telenovela, sino de auténticas guerreras que, armadas con más coraje que recursos, están transformando la economía local y, de paso, dándonos una lección de verdadera resiliencia.

OAXACA, ese estado que muchos sólo conocen por sus hermosos paisajes y su gastronomía, lidera el movimiento con un impresionante 50% de Mipymes (Micro, Pequeñas y Medianas Empresas) dirigidas por mujeres. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las oaxaqueñas no sólo están tomando las riendas de sus destinos, sino que también están impulsando la economía de la región con una fuerza que no se veía venir.

ES ALENTADOR ver cómo en estados como Guerrero, Yucatán, Chiapas y Campeche, zonas que suelen aparecer en las noticias por sus altos índices de marginación, las mujeres están levantando negocios que les permiten salir adelante, pero también generan empleo y bienestar para sus comunidades. De acuerdo con un estudio de la Secretaría de Economía, el 86.1% del personal en estas empresas permanece empleado durante todo el año. ¿Quién dijo que las mujeres no saben gestionar?

EL SECTOR donde más brillan es el comercio. No es casualidad que cinco de cada diez Mipymes femeninas se dediquen a este rubro. La razón es tan práctica como suena: el comercio permite a estas mujeres equilibrar sus responsabilidades domésticas no remuneradas con su vida laboral. Porque sí, mientras muchos se quejan de la carga del home office, ellas están manejando negocios desde sus casas, cuidando a sus hijos y, además, generando ingresos.

PERO no todo es color de rosa. A pesar de su determinación, estas emprendedoras enfrentan obstáculos que pondrían a prueba a cualquiera. El acceso al crédito sigue siendo un reto titánico. Sólo 13 de cada 100 mujeres obtienen financiamiento, según el Inegi. ¿El resto? Pues a seguir luchando con lo que tienen, porque rendirse no es una opción en su diccionario.

CURIOSAMENTE, las principales fuentes de financiamiento son los bancos (33.4%) y las cajas de ahorro (25.8%). ¿El destino del dinero? Principalmente insumos y equipamiento para sus negocios. Es decir, cada peso prestado es una inversión directa en su crecimiento, demostrando una visión empresarial que muchos economistas de corbata envidiarían.

NO PODEMOS dejar de mencionar a las ‘nenis’, esas emprendedoras digitales que han revolucionado el comercio informal en redes sociales. Se estima que hay 1.2 millones de ellas en México, y durante la pandemia de Covid-19, cuando el empleo formal se fue a pique, estas mujeres generaron aproximadamente 9.5 millones de pesos. Facebook y WhatsApp son sus oficinas, y los smartphones su herramienta de trabajo más preciada. Estas mujeres son la prueba viviente de que la informalidad no significa falta de profesionalismo.

LAS ‘NENIS’ no sólo venden productos; están creando un ecosistema económico donde la flexibilidad y la adaptabilidad son la norma. Trabajan por cuenta propia y, en muchos casos, ganan más que el promedio porque aceptan pagos electrónicos y ofrecen facturas. Incluso, algunas ya emplean a otras personas, demostrando que su negocio no es un juego de aficionados, sino una fuerza económica en crecimiento.

EN RESUMEN, las mujeres del sureste mexicano están dando una lección de emprendimiento y tenacidad que debería hacernos reflexionar. En un país donde las barreras parecen infranqueables, ellas las están derribando con determinación y creatividad. Y mientras nosotros seguimos hablando de igualdad de género y empoderamiento en cómodos seminarios, ellas están viviendo esos conceptos a diario, en la línea de fuego, cambiando sus vidas y las de sus comunidades. ¿Quién dijo que los héroes sólo existen en los libros?

@Nido_DeViboras