Por KUKULKÁN
SI ALGO enseñó a los quintanarroenses la administración de Lili Campos Miranda en el municipio de Solidaridad, es que la austeridad sólo fue una palabra bonita y el compromiso de combate frontal a la corrupción un simple ardid publicitario, mientras las arcas públicas se vaciaban a golpe de contratos directos, licitaciones amañadas y viajes suntuosos para lucimiento de la propia alcaldesa panista. Todo un espectáculo de despilfarro, donde lo único que parece haberse ahorrado fue la decencia.
PASEMOS a los números, esos fríos y crueles delatores. La alcaldesa destinó casi 113 millones de pesos, no para mejorar los servicios públicos, ni para construir obra pública de calidad, sino para inflar su imagen durante tres años. Claro, porque nada dice más de “un buen gobierno” como gastar millones en publicidad para que te vean en todos lados, mientras los ciudadanos tienen que sortear calles llenas de baches y servicios deficientes. Casi 51 millones de pesos de ese gasto ocurrieron este año, justo cuando la alcaldesa intentó, sin éxito, reelegirse. ¡Qué casualidad!
PERO eso no es todo, también hubo espacio para la farándula. Espectáculos y conciertos financiados con dinero público, con la excusa de “promover el turismo”. 32.6 millones de pesos sólo para el Carnaval de Playa del Carmen 2024, con un Yatra que costó más de 13 millones. Que no se diga que la administración de Lili Campos escatimó en darle pan y circo al pueblo, aunque con un poco más de circo, porque el pan… ese es otro cuento.
Y CUANDO hablamos de ‘viajes de trabajo’, la cosa se pone aún más jugosa. Tres viajes al extranjero, incluyendo un par de visitas a la Feria Internacional de Turismo en Madrid, les costaron a los contribuyentes de Solidaridad 2.5 millones de pesos. Para Lili Campos, la austeridad no aplicaba cuando se trataba de sus vuelos de casi 60 mil pesos o sus estancias en hoteles de lujo que costaban más que el salario mensual de muchos trabajadores. Todo ello, mientras en otros municipios, funcionarios con el mismo cargo gastaron una fracción de ese monto y hasta devolvieron dinero a las arcas públicas. Sí, lo han leído bien, ¡hay quienes aún tienen la decencia de devolver lo que no gastan!
Y AQUÍ VIENE la cereza del pastel: Estefanía Mercado, la presidenta municipal electa de Morena, y su aparente silencio ante todo este derroche. Si la Cuarta Transformación realmente quiere transformar, debería empezar por revisar con lupa todo este desfalco. Porque, si no se sanciona a los responsables, el mensaje es claro: la impunidad sigue siendo la reina en Solidaridad. La sombra de la corrupción seguirá rondando y los ciudadanos, esos que votaron por un cambio verdadero, serán traicionados una vez más.
Y HABLANDO de traiciones, todo indica que Lili Campos no se va del todo. Seguirá activa como regidora y, por si fuera poco, con fuero. ¿Será para seguir cuidando sus intereses? Porque no cabe duda de que, con ese historial de gastos, sabe cómo mover los hilos del poder. Así que, mientras Solidaridad se enfrenta a los desafíos cotidianos, sus líderes siguen enredados en un juego de poder y simulación. Eso sí, con una sonrisa bien publicitada y un traje de honestidad que no aguanta el menor escrutinio.