NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

QUERIDOS y venenosos lectores, prepárense para un viaje al Caribe… pero no a las playas de Cancún ni las pirámides de Chichén Itzá. Hoy le traemos el fascinante experimento político en curso en la mismísima Mérida, la joya del sureste, “La Ciudad Blanca”. No se confundan, que lo de “blanca” ya no es por la pureza de su gobierno, sino por el agotamiento de tanto barniz de pluralidad que han tenido que aplicar en los últimos meses. Porque, sí, damas y caballeros, Yucatán se ha convertido en el patio de recreo donde la política nacional decidió probar la convivencia de polos opuestos… con resultados que podrían sorprender hasta al más cínico de los espectadores.

RESULTA que la cuna de las guayaberas más frescas ahora es también la cuna de la pluralidad política. En las pasadas elecciones, los yucatecos, en un acto de equilibrismo digno de un circo, decidieron darle la gubernatura a Morena, con Joaquín “Huacho” Díaz Mena al frente, mientras que, en la capital, la joyita del PAN, Cecilia Patrón Laviada, se alzó como alcaldesa. ¿Qué significa esto? Que mientras el gobernador electo prepara sus tamales de austeridad republicana, la alcaldesa está buscando los ingredientes para que Mérida siga siendo la tacita de plata que tanto enorgullece a los locales.

PERO OJO, no todo es confrontación. En Yucatán, donde las familias tienen apellidos tan largos como sus historias, la política se vive de una forma especial. Aquí, más allá de colores, la gente quiere resultados. Si hay algo que une a los yucatecos (aparte del recado rojo y el agua de chaya), es la necesidad de que sus gobernantes trabajen, y dejen de lado el teatro ideológico.

DIGÁMOSLO como es: en un estado donde prácticamente todos se conocen, los dramas políticos no se resuelven con tuits ni en el Congreso, sino en la mesa del comedor familiar. Si algo le incomoda a la prima de tu tío que es amiga del vecino del gobernador, te enteras antes que el propio implicado. Y así, mientras Huacho calienta motores para asumir el poder, Cecilia ya lleva una semana mostrando que, aunque el PAN ya no gobierna el estado, Mérida seguirá siendo su bastión. A ver quién da más, señores; aquí lo que importa no es la bandera que ondea en Palacio de Gobierno o en el Ayuntamiento, sino quién logra repartir más beneficios sin hacer mucho escándalo.

HUACHO, en su estilo pragmático (o sea, sin mucho relajo, pero con las cámaras siempre apuntando), ya adelantó que va a adherir a Yucatán al programa IMSS Bienestar. Nada mal, considerando que la salud es un tema que siempre inquieta a los yucatecos, que prefieren prevenir antes que curar, o peor aún, morir en la sala de espera de un hospital. “Vamos a basificar a los trabajadores de la salud, a garantizar el abasto de medicamentos”, prometió el futuro gobernador en su enésima transmisión en vivo, mientras medio Mérida ponía la televisión de fondo durante la hora de la comida.

ADEMÁS, Huacho ha sacado un as bajo la manga: un programa de atención a los adultos mayores que consistirá en que enfermeros y servidores de la nación visiten casa por casa para asegurarse de que los abuelitos yucatecos no se nos vayan sin atención médica. Sí, señores, el nuevo gobierno quiere que los adultos mayores no sólo tengan su cheque mensual, sino que también les tomen los signos vitales y les surtan el medicamento. ¡Qué considerados! Ahora sólo falta que el programa funcione más allá de los spots y que no se quede en el cajón del olvido burocrático.

CECILIA no se queda atrás. La alcaldesa sabe que la competencia por ver quién da más está en pleno apogeo. En Mérida, la batalla no es ideológica, sino de gestión, y la gente no quiere saber si el puente lo hizo un panista o un morenista, sino si aguantará las lluvias del próximo huracán. En el resto del país los políticos se pelean por el micrófono, en Yucatán la carrera ya comenzó y, al final, el verdadero ganador será el pueblo. O eso queremos creer.

@Nido_DeViboras