- Ante el arancel del 25% sobre vehículos importados, la propietaria de ‘Jeep’ y ‘Ram’ suspenderá producción en planta de ensamblaje de Toluca, estado de México.
STAFF / LUCES DEL SIGLO
DETROIT, EU.- El quinto mayor fabricante de autos del mundo suspenderá temporalmente operaciones en una planta en México y otra en Canadá.
El anunció se da después de que el presidente Donald Trump impusiera un arancel de 25 por ciento sobre los vehículos importados.
Stellantis es la propietaria de las marcas de vehículos Jeep y Ram, misma que interrumpirá la producción en la planta de ensamblaje de Toluca, estado de México, este mes.
En el complejo citado se fabrican el “Jeep Compass” y el “Jeep Wagoneer S”, cuya producción comenzará a ser suspendida el 7 de abril, sin que se aclare la fecha de reanudación.
La armadora Stellantis tiene otras plantas en Saltillo, Coahuila, donde produce la pickup “Ram”.
En Canadá, pausará también temporalmente la producción en su planta en Windsor, Ontario, que emplea a unas 4 mil personas.
En la planta citada se ensamblan las minivans “Chrysler Pacifica” y “Voyager”, así como el “Dodge Charger Daytona”, durante dos semanas a partir del lunes 7, con proyección de reanudar actividades en la semana del 21 de abril.
“Con la entrada en vigor de los nuevos aranceles para el sector automotor, se requerirá de nuestra resiliencia y disciplina colectivas para superar este momento difícil”, declaró Antonio Filosa, director de Operaciones para las Américas.
En un correo electrónico a los empleados expuso que “las medidas inmediatas a tomar incluyen la interrupción temporal de la producción en algunas de nuestras plantas de ensamblaje canadienses y mexicanas”.
Stellantis, sostuvo, se adaptará rápidamente a los cambios de política impuestos por Trump, y señaló que las acciones que la compañía está tomando son “necesarias” dadas las dinámicas actuales del mercado.
“Entendemos que el entorno actual crea incertidumbre. Tengan la seguridad de que estamos muy comprometidos con todos nuestros principales interesados, incluidos los líderes gubernamentales, sindicatos, proveedores y concesionarios en Estados Unidos, Canadá y México, mientras trabajamos para gestionar y adaptarnos a estos cambios”, escribió.
Stellantis continúa evaluando los efectos de los aranceles estadounidenses sobre los vehículos importados y planea monitorear continuamente la situación para determinar si es necesario tomar más medidas.
Ante el anuncio, las acciones estadounidenses de la empresa se desplomaron 9.41 por ciento en la sesión en Nueva York, a 10.21 dólares cada una.
Durante la jornada, Fitch Ratings degradó la nota de Stellantis hasta BBB, a dos escalones de la categoría “basura”, convirtiéndose en el primer gran fabricante de automóviles que sufre un revés de calificación tras el anuncio de aranceles de Trump.
La calificadora citó elevadas presiones de costos vinculadas a los aranceles impuestos a la industria automotriz.
Fitch espera que los aranceles perjudiquen a la producción y las ventas de Stellantis en Estados Unidos, ya que el precio de las materias primas aumenta junto con las presiones de costos de los proveedores.
La empresa fabrica, fuera de Estados Unidos, alrededor del 40 por ciento de los coches que vende en el país, lo que la convierte en una de las más vulnerables a la reducción de beneficios derivada de las nuevas políticas comerciales.
“El efecto de los aranceles es difícil de cuantificar, ya que las empresas que cumplen con el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá deberían encontrar exenciones y trasladar modestos aumentos de precios a los clientes.
“Sin embargo, Stellantis ha agotado su margen de calificación para absorber los choques relacionados a corto plazo y una posible disminución en los volúmenes de producción”.
La empresa podría trasladar una mayor parte de su producción a Estados Unidos aprovechando las instalaciones actualmente inactivas, pero ello exigiría un mayor gasto inicial y podría tardar cerca de dos años, según Fitch.
El cambio de calificación sigue a otro idéntico de S&P a principios de marzo. Moody’s, en tanto, tiene a la empresa en Baa1, el equivalente a un escalón por encima de Fitch y S&P.
La pausa en la producción de Stellantis en Toluca y Ontario afectará a varias de sus instalaciones de tren motriz y estampado de motores en Estados Unidos que proporcionan piezas para las dos fábricas en México y Canadá que estarán paradas.
De este modo, Stellantis anunció este jueves el despido temporal de 900 trabajadores en cinco instalaciones de Estados Unidos tras el anuncio arancelario de Trump.
Habrá despidos temporales en las plantas de estampado de Warren y Sterling en Michigan y en las plantas de transmisión de Indiana y Kokomo, así como en la instalación de fundición de Kokomo en Indiana.
Los cambios en la producción de Stellantis son algunos de los primeros efectos concretos de la decisión del presidente Trump de imponer aranceles de 25 por ciento a las importaciones de automóviles, a partir de este jueves.
Las firmas que importan vehículos de México o Canadá pueden deducir el valor de las piezas estadounidenses del gravamen del 25 por ciento.
Se espera que las tarifas, que forman parte de una guerra comercial más amplia, alteren las cadenas de suministro y aumenten los costos de miles de dólares a la mayoría de los modelos de vehículos.
Así, la medida con la que la Casa Blanca afirmó que fomentaría la fabricación nacional, también podría poner presión financiera sobre los fabricantes de automóviles que dependen de cadenas de suministro globales.
Al igual que los otros dos gigantes estadounidenses del sector, Ford y General Motors (GM), Stellantis reclama una reducción de las tarifas aduaneras para los automóviles importados de México y Canadá, donde disponen de numerosas plantas.
Stellantis también ha estado enfrentando algunos de sus propios desafíos. En diciembre, el director general (CEO), Carlos Tavares, renunció en medio de una caída de las ventas.
Las operaciones de Stellantis en América del Norte habían sido la principal fuente de ganancias de la compañía durante algún tiempo, pero las dificultades se acumularon el año pasado, con la empresa citando una creciente competencia y cambios más amplios en el mercado.
En un esfuerzo por revivir las ventas, Stellantis realizó previamente una serie de cambios en el liderazgo en octubre, que incluyó nombrar nuevos jefes de operaciones en América del Norte y Europa.
En enero, la compañía anunció planes para reabrir una planta de ensamblaje en Illinois y construir la próxima generación del “Dodge Durango” en Detroit, mientras buscaba resolver problemas con el UAW.
Con información de Blomberg, AP, AFP y Reuters