El Rugido del Norte: Canadá Desenfunda Aranceles y Desata la Tormenta Comercial

Fecha:

ROBERTO BECERRA

Cuando el silencio de la frontera se quiebra, el eco de los motores retumba con furia. Canadá ha disparado su primera bala en esta guerra comercial: a partir de las 00:01 del miércoles 9 de abril de 2025, un arancel del 25% golpeará a ciertos autos fabricados en Estados Unidos. No es un murmullo diplomático, no es una amenaza velada. Es un golpe directo, un zarpazo en respuesta a la jugada de Washington del 3 de abril, cuando Donald Trump impuso su propio 25% a los vehículos extranjeros. El tablero está servido, y el juego se pone sangriento.

Los antecedentes no son un cuento de hadas. Desde que Trump regresó al Despacho Oval, las tensiones comerciales con sus vecinos han sido un polvorín a punto de estallar. En noviembre de 2024, ya como presidente electo, amenazó con un 25% a México y Canadá para “frenar drogas e inmigrantes”. Justin Trudeau voló a Mar-a-Lago, Claudia Sheinbaum negoció por teléfono. Concesiones, promesas, un mes de gracia en febrero. Pero el reloj marcó cero, y el 1 de febrero de 2025, los aranceles cayeron como guillotina. Canadá respondió con un 25% a 30 mil millones de dólares en bienes yankis, y luego escaló a 155 mil millones. Ahora, este nuevo zarpazo automotriz no es casualidad: es venganza con aroma a gasolina.

Los datos cortan como bisturí. El arancel canadiense afectará al 10% de los autos exportados desde EE.UU., según Francois-Philippe Champagne, ministro de Finanzas, quien soltó en un comunicado seco pero letal: “Respondemos enérgicamente a aranceles injustificados”. En 2024, EE.UU. envió a Canadá 1.06 millones de vehículos por 31 mil 162 millones de dólares. Hagan las cuentas: un 25% sobre esa montaña de metal significa unos 7 mil 800 millones extra que alguien pagará. ¿Los fabricantes? ¿Los consumidores? Las cadenas de suministro, ya tambaleantes, crujen bajo presión. Pero esto no termina aquí, aún hay más.

El trasfondo es un thriller en sí mismo. La industria automotriz norteamericana es un Frankenstein de integración: piezas que cruzan fronteras hasta siete veces antes de rugir en un motor. El T-MEC, ese pacto que Trump renegoció con fanfarria, prometía libre comercio. Pero hoy, esas autopistas de acero están minadas. “Es una tragedia para el comercio global”, gruñó Mark Carney, primer ministro canadiense, en una rueda de prensa el 3 de abril. Carney, un lobo curtido en las finanzas, sabe que esto no es sólo un impuesto: es un desafío existencial. Ontario, cuna automotriz canadiense, tiembla. Detroit, al otro lado, siente el aliento en la nuca.

Analicemos los números con frialdad quirúrgica. El Banco de Canadá estima que los aranceles de Trump podrían recortar su PIB en un 2.4% en un año. En EE.UU., Anderson Economic Group calcula que el costo por vehículo subirá entre 4 mil y 10 mil dólares. ¿Y quién lo absorberá? No sean ingenuos: el consumidor, ese peón eterno, verá los precios trepar como enredaderas en un cementerio. Wall Street ya lo olió: el S&P 500 cayó un 2.7% el 11 de marzo, y el Nasdaq se desplomó un 3.5% el 2 de abril tras anuncios previos. Los mercados no mienten, pero los políticos sí. Pero esto no termina aquí, aún hay más.

La ironía muerde como alambre de púas. Trump, el profeta del “America First”, hiere a su propia industria. Ford y GM, titanes yankis, dependen de Canadá para piezas y ensamblaje. “Si esto sigue, cerraremos plantas en Detroit antes que en Ontario”, me susurra un ejecutivo anónimo de Michigan, con voz de quien ya vio el abismo. Los empleos penden de un hilo: 550 mil trabajadores de autopartes en EE.UU. podrían ser los próximos sacrificados. Canadá no se queda atrás: sus 8 mil millones generados por este arancel irán a sus obreros, un escudo contra el colapso.

La conclusión es un latigazo sin anestesia: esta guerra no tiene ganadores, sólo cadáveres económicos apilándose en la frontera. Trump juega a la ruleta rusa con el comercio global, y Canadá le devuelve el disparo. Los pueblos pagan, los poderosos ríen. Y la moraleja política, afilada como navaja, corta hasta el hueso: en el altar del proteccionismo, el primer cordero siempre es el que menos tiene.

Compartir:

Suscríbete

Lo + Popular

Más como esto
Relacionado

Macario Martínez graba rola para serie ‘The Last of Us’

El cantautor mexicano Macario Martínez lanza canción inspirada en la segunda temporada de la serie ‘The Last of Us’.

Activan alerta por fuertes vientos en CDMX

Las rachas podrían alcanzar de 50 a 59 kilómetros por hora en las 16 alcaldías, durante la tarde y noche.

Alista CNTE paro para 15 de mayo; reinstalarán plantón en el Zócalo

Confirma CNTE que estallará un paro nacional el próximo 15 de mayo (Día del Maestro) y reinstalará plantón en el Zócalo.

Defienden Sheinbaum estrategia ‘antichatarra’

El gobierno federal defendió la estrategia para evitar la venta de productos ‘chatarra’ en las escuelas.