Elmer Ancona Dorantes
La presidenta Claudia Sheinbaum fue demasiado enfática al advertir que no protegerá a ningún político que esté involucrado con el crimen organizado.
El mensaje va, en primer lugar, para los integrantes de su Gabinete, pero también para los dirigentes de su partido -Morena- y legisladores que andan de “manita sudada” con los delincuentes.
Supuestamente, el presidente Donald Trump pidió a sus colaboradores integrar una lista con los nombres de figuras públicas en México que tengan presuntos vínculos con el narcotráfico.
A ellos, dicen publicaciones como Pro Pública, se les pondrían inicialmente sanciones de viaje (cancelaciones de visas) y financieras, y posteriormente irían por sus cabezas, sin importar el rango que tengan.
“La revisión de la corrupción relacionada con el narcotráfico en México fue iniciada por un equipo de la Casa Blanca que solicitó información a las agencias policiales y a la comunidad de inteligencia de Estados Unidos sobre figuras políticas, gubernamentales y militares mexicanas con vínculos criminales”, dice el periodista Tim Golden, citando a funcionarios anónimos de su país.
La investigación -asegura- fue solicitada por un equipo bajo el mando de Stephen Miller, asesor en Seguridad Nacional del presidente Trump.
Aquí lo importante es valorar la postura que está comenzando a tener la Presidenta de la República, quien en medio de fuegos internos y externos, de amigos y enemigos, la obligan a “pintar su raya” como lideresa de todos los mexicanos.
Lo que afirmó hoy es sólo un botón de muestra: “Nosotros no vamos a proteger a nadie que esté vinculado con la delincuencia organizada o que haya cometido un acto de corrupción, siempre y cuando haya pruebas”.
Por lo pronto, dice que todo lo publicado “son rumores y rumores”, que es “puro chismerío”, y destaca el caso del General Cienfuegos quien fue detenido por una agencia en Estados Unidos, pero que fue liberado por falta de pruebas.
No obstante, cabe destacar que cuando a Sheinbaum Pardo se le cuestiona una y otra vez sobre el mismo tema, siempre se muestra enfadada, cortante y hasta “recargada” contra los periodistas que la cuestionan. Son, evidentemente, temas que le incomodan.
Con toda seguridad, la Presidenta tiene un arsenal de información confidencial con todos los nombres de los personajes públicos que están metidos hasta el tuétano con el crimen organizado. Incluso, son temas de café en Palacio Nacional.
Con toda seguridad le “acalambró” la entrega de Ovidio Guzmán y de toda su familia a las autoridades norteamericanas, porque ella sabe muy bien que lo hará a cambio de información de primer nivel, donde pueden salir embarrados más de uno.
Como ciudadanos, lo importante es depositar la confianza plena en esta mujer que recibió todo el respaldo en las urnas para guiar los destinos de la nación. No nos queda de otra.
Yo me quedo con la declaración insistente que hizo en su conferencia mañanera: “Repito, nosotros no vamos a encubrir a nadie”. Si ella lo dice, quiero suponer que es verdad.
En lo personal, y como observador de la vida pública, creo que más de uno en las esferas del poder han de estar temblando por lo que viene, porque Estados Unidos está preparando un zarpazo contra México.
Así lo ha dejado ver con los temas de los aranceles y los impuestos a las remesas. Ahora con este asunto de los narco-políticos mexicanos.
Claudia Sheinbaum tiene muchos “amigos” que no son tan “amigos” dentro del primer círculo del poder que ya comienzan a incomodarle, porque caminan, cual alacranes que son, sobre sus espaldas. Y con toda seguridad se los va a sacudir.
En lo personal, considero que pronto caerán algunas cabezas, porque la sacudida se está dando en todo el mundo y no sólo en México. Que Dios agarre a todos confesados.
@elmerando