- Tiene todo el sentido del mundo que un excéntrico cineasta con un estilo único, Tim Burton, quiera presentar su arte fuera de un museo.
STAFF / AR
CIUDAD DE MÉXICO.- Tiene todo el sentido del mundo que un excéntrico cineasta con un estilo único, Tim Burton, quiera presentar su arte fuera de un museo, con piezas colgadas sobre venerables muros blancos.
El Laberinto, que abrirá sus puertas al público la próxima semana tras recorrer ciudades como Madrid, París, Berlín y Milán, parece más un parque temático o una “fun house” de circo, que una exposición.
“Las galerías de arte siempre fueron poco más llamativas para mí. Nunca me resultaron atractivas, ¿sabes? Austeras y abrumadoras, sí, con arte y cosas geniales.
“Al incorporar este elemento de ‘fun house’, lo hicimos un poco más interactivo y con diferentes técnicas. Lo hicimos más accesible para gente que no suele ir a un museo”, dice Burton en entrevista.
La muestra, que promete ser un paraíso para los instagrammers de todas las edades, se presenta, como su nombre lo indica, como un laberinto.
Tras ingresar, los visitantes comenzarán con la encrucijada de decisiones: varias puertas numeradas se desplegarán y, dependiendo de las elecciones, el recorrido (que sólo dura 60 minutos) será distinto para cada persona.
Cada habitación es temática y supone una mirada a las creaciones del estadounidense: en todas hay figuras, por lo que es perfecta para las fotografías, y en las paredes, lucen dibujos del realizador, la génesis de todo.
En total hay 71 esculturas, 155 piezas de arte originales enmarcadas y 55 animaciones de los sketches salidos de la imaginación de Burton.
“Los dibujos… yo no siempre pretendía que llegaran a algo, pero a menudo se convertían en El Extraño Mundo de Jack (1993), El Joven Manos de Tijera (1990) o Beetlejuice (1988), lo que fuera.
“Esta exposición simplemente muestra ese proceso. Para mí es algo más emocionante y diferente que una exhibición de arte tradicional”.
Además estarán por ahí Batman Regresa (1992), Alicia en el País de las Maravillas (2010), Charlie y la Fábrica de Chocolate (2005), Frankenweenie (2012) y Sweeney Todd (2007).
Pero tampoco se quedan fuera los proyectos más pequeños, y queridos para el realizador, como el cortometraje Vincent (1982) o su libro “La Melancólica Muerte del Chico Ostra”, de 1997.
A algunos el recorrido curatorial les podrá parecer caótico o errático e incompleto, pero justamente así, afirma Burton, que es como funciona su mente, de la cual Laberinto pretende ser un reflejo.
“Mi cabeza es como todas esas habitaciones, conmigo pensando: ‘¿Hacia dónde voy? ¿Por aquí o por allá?’ Por suerte, la gente que vaya puede salir. Yo tengo que quedarme ahí todo el tiempo”, bromea.
AMOR A MÉXICO
De acuerdo con Sarah Brown, ejecutiva en Tim Burton Productions, era de extrema importancia para el cineasta que el primer lugar fuera de Europa al que llegara la exhibición fuera México.
“Siempre ha amado la cultura mexicana y visitar el país. Al crecer en Burbank, California, tuvo muchos amigos mexicanos, vecinos mexicanos.
“Uno de los aspectos que más ama de México es su arte, cómo aquí se celebra la muerte, sus coloridas catrinas. Él conecta con eso”, explica Brown.