- Durante la sesión de pleno, los ministros aceptaron dar la última palabra en casos de trascendencia social como seguros de jubilados del IMSS y derechos de personas trans en Aguascalientes y Jalisco.
FELIPE VILLA
CIUDAD DE MÉXICO.- Por fin. Después de años de espera, manifestaciones, trámites sin respuesta y cartas que parecían perderse en la burocracia, el momento llegó. Este 2 de octubre, en una sesión solemne pero cargada de simbolismo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación atrajo uno de los casos más sentidos del sector social: la demanda de trabajadoras y trabajadores jubilados del IMSS por la devolución de sus recursos acumulados en los seguros de cesantía en edad avanzada y vejez, así como las cuotas sociales que jamás les regresaron.
La escena ocurrió al interior del salón de sesiones del Pleno, el corazón de la Corte, ese espacio donde la ley y la justicia se encuentran —y no siempre coinciden. Pero esta vez sí.
Sentados entre los muros solemnes del recinto, un grupo de hombres y mujeres, ya con el paso del tiempo reflejado en sus rostros, contuvieron la respiración cuando los ministros, uno a uno, alzaron la voz para votar por unanimidad a favor de atraer el caso. El eco de ese “sí” rotundo retumbó en el interior de cada trabajador y trabajadoras con la fuerza de años de lucha ignorada.
No fue un trámite más. No fue un expediente cualquiera. Fue el primer caso que la Nueva Corte, bajo su renovado modelo de atención ciudadana, decide atraer tras una audiencia pública. El pasado 22 de septiembre, los ministros y ministras abrieron sus puertas a este grupo de jubilados del IMSS, quienes expusieron con documentos, argumentos y lágrimas, lo que durante años fue un reclamo legítimo ignorado: la devolución de su propio dinero.
“Hoy la Corte escucha”, se comentó en voz baja entre los asistentes. Y se escuchó, efectivamente.
Afuera del recinto, otros ex trabajadores seguían la transmisión. Cuando se anunció la atracción del caso —solicitudes 467/2025 y 486/2025— las redes sociales se llenaron de mensajes de alivio, de esperanza, de justicia por fin puesta en marcha. No se resolvió el fondo aún, pero la Corte aceptó el reto jurídico y moral de ponerle nombre y rostro a la justicia social.
No fue el único paso trascendental de la jornada. En un gesto claro de que la Corte quiere reconectar con la calle y los derechos humanos, los ministros también resolvieron reasumir competencia en otros temas de alto impacto: la exigencia de un juicio en Aguascalientes para reconocer legalmente la identidad de personas trans, el cobro de cuotas de recuperación como barrera para acceder a tratamientos de reasignación de sexo en Jalisco, y el caso de personas solicitantes de refugio obligadas a firmar cada semana para no ser deportadas.
Todas esas decisiones hablan de una Corte que quiere pisar la tierra, que no teme involucrarse en los debates más sensibles del país, que no le rehúye a su papel como garante de derechos.
Sin duda, el momento más emotivo fue para los jubilados. Porque en ese salón, donde tantas veces se discutieron controversias abstractas, hoy se habló de ellos, de su dinero, de su derecho. Y el Pleno, con voz firme, dijo que sí vale la pena estudiar el fondo de su causa.
Cuando la sesión terminó, se guardó un minuto de silencio por el Movimiento Estudiantil de 1968. Otra lucha por justicia, otra memoria de un país que a veces olvida, pero que nunca deja de exigir.
Este 2 de octubre no se olvidará, porque en medio del simbolismo histórico, la justicia por fin tocó la puerta de quienes la habían buscado por décadas. Ahora, la Corte tiene la palabra. Y millones de miradas la están observando.