POR KUKULKÁN
TODAVÍA hace tres quinquenios Solidaridad era autosuficiente económicamente, no dependía del gobierno del estado para que la prosperidad del turismo y del mercado inmobiliario hicieran su labor en un municipio que prácticamente acababa de conformarse por aquellas fechas, con una sociedad entusiasta donde los empresarios acudían a pagar con gusto sus impuestos y derechos porque sabían que sí se aplicaban para beneficio público.
SOLIDARIDAD vivía de ingresos propios que le dejaban los pagos por permisos de construcción de proyectos inmobiliarios, así como de las grandes cadenas de hoteles internacionales que comenzaron a llegar con inversiones muy fuertes para expandirse por la Riviera Maya, lugar preferido del turismo europeo y latinoamericano que ha emigrado masivamente para formar parte de la multicultural sociedad que hoy es el municipio.
ALGO SE DESCOMPUSO con el tiempo y las malas administraciones municipales que desafortunadamente se dedicaron —y se sigue dedicando la actual— a saquear las arcas públicas y hacer negocios privados desde el poder para beneficio de unos cuantos, a tal grado ha llegado la descomposición que el empresariado local está muy preocupado por la conducción administrativa que ha tenido el gobierno municipal desde que la morenista Laura Beristain Navarrete asumió el poder sin la menor experiencia.
UNIDOS más por el espanto que por el amor, el empresariado local se está organizando para evitar que Beristain se reelija otro trienio y han acordado incentivar a sus trabajadores para que acudan a votar el próximo fin de semana por un cambio de gobierno; la propia alcaldesa ha dado motivos para que los ciudadanos que hace tres años le dieron el voto masivo a Andrés Manuel López Obrador, hoy no quieren saber nada de su mal gobierno.
ALGO que trae super molestos a los integrantes de la iniciativa privada es el haber convertido la internacional Quinta Avenida en un tianguis de comercios ambulantes, vendedores de baratijas, que dan mal aspecto a la imagen de este bello lugar y que están poniendo en riesgo la economía del comercio establecido, y la consigna es impedir a toda costa que Beristain se reelija como alcaldesa porque sería el caos.
CUANDO se adolece de buena imagen, los políticos y sus estrategas dicen que el dinero los suple todo y con base en esos datos tejen toda una estrategia para mover a sus estructuras para el día de la jornada electoral llevarlos a votar masivamente por el candidato de la predilección para convertirlo en triunfador, pero esta misma fórmula no ha dado el mismo resultado en otros casos de la reciente historia estatal.
EN 2016 el entonces gobernador Roberto Borge invirtió más de 800 millones de pesos en la campaña para dejar como sustituto a Mauricio Góngora Escalante, candidato de la alianza PRI-PVEM, pero el exacerbado malestar social que había dejado el último mandatario priista provocó que el electorado se volcara a favor del contrincante de la alianza PAN-PRD-MC, Carlos Joaquín González, cuyo equipo de campaña invirtió apenas 400 millones de pesos.
