- La Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas expresó su temor de que el Tren Maya genere daños en cuevas de QR y Campeche.
IGNACIO CALVA
CANCÚN, Q. ROO.- Cada vez son más las voces que se oponen a la construcción del Tren Maya en el tazo marcado por el gobierno federal en territorio quintanarroense, pues advierten que habrá un severo daño ambiental.
Ahora fue la Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas A.C. (UMAE) la que expresó su temor de que el Tren Maya genere daños en cuevas del estado y también de Campeche, por lo que exigió que este proyecto cumpla con la normativa vigente y cuide esta riqueza natural.
A través de un escrito, esta asociación indicó que existe un riesgo de contaminación o daño a las cuevas y ríos subterráneos en Quintana Roo, en especial porque este sistema se extiende de oeste a este, en tanto que el futuro ferrocarril irá de sur a norte.
“Las cuevas son espacios frágiles, y los cambios medioambientales se ven reflejados en la espeleogénesis y biología de sus habitantes, por ende, un impacto ecológico en la superficie.
“Como la tala de la capa forestal y el cambio en la estructura del suelo, con el terreno mejorado para que soporte la estructura férrea causará un importante e incalculado impacto ambiental y cultural en las cavidades por las que está pasando el trayecto del Tren, poniendo en peligro los vestigios arqueológicos, el nicho ecológico de las especies terrestres y submarinas que lo habitan en corto, mediano y largo plazo”, señaló la UMAE.
Además, tiene especial interés es el sistema de cuevas subacuáticas de Quintana Roo, el más grande del mundo, y el Volcán de los Murciélagos en Calakmul, Campeche, añadió.
Esta Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas ofreció su asesoría al gobierno mexicano para verificar que el proyecto ferroviario preserve el patrimonio natural de la entidad.
En los primeros días de marzo, ambientalistas y organizaciones denunciaron la tala de miles de árboles de la selva en Playa del Carmen para abrir paso a la nueva ruta del Tren Maya, sin mostrar permisos ambientales, estudios ni programas de reubicación de flora y fauna silvestre.
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