Pega a Estados Unidos crisis de salud mental

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Pega a Estados Unidos crisis de salud mental
  • En EU, la crisis de salud mental amenaza a los adolescentes, llegando a superar problemas de alcoholismo, embarazo y tabaquismo.
STAFF / LUCES DEL SIGLO

WASHINGTON, EU.- La adolescencia estadounidense está experimentando la amenaza más grave de salud pública en los últimos años con tasas crecientes de trastornos de salud mental.

Hace tres décadas, las amenazas más graves para la salud pública de los jóvenes en Estados Unidos provenían de problemas de alcoholismo, embarazo y tabaquismo.

Desde entonces, esa problemática ha disminuido drásticamente, reemplazada por tasas crecientes de trastornos de salud mental, publicó el diario The New York Times.

En 2019, el 13 por ciento de los adolescentes informaron haber tenido un episodio depresivo mayor, un aumento del 60 por ciento desde 2007.

Las visitas a la sala de emergencias de niños y adolescentes en ese periodo también incrementaron considerablemente por ansiedad, trastornos del estado de ánimo y autolesiones.

Y para las personas de 10 a 24 años, las tasas de suicidio —estables entre 2000 y 2007— aumentaron casi un 60 por ciento en 2018, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Los problemas de salud mental entre los adolescentes se intensificaron por la pandemia de Covid-19.

En diciembre de 2021, en un raro aviso público, el cirujano general de Estados Unidos, Vivek Murthy, advirtió sobre una crisis de salud mental “devastadora” entre los adolescentes.

Numerosos grupos de hospitales y médicos lo han calificado como una emergencia nacional, citando niveles crecientes de enfermedades mentales, una grave escasez de terapeutas y opciones de tratamiento, e investigación insuficiente para explicar la tendencia.

Candice Odgers, psicóloga de la Universidad de California, señaló que estas tendencias en la ansiedad, la depresión y el suicidio “nos detienen en seco”.

“Tenemos que resolverlo”, dijo. “Porque es vida o muerte para estos niños”.

Una tarde de abril del 2021, M (como pidió ser identificada), una niña de 13 años de los suburbios de Minneapolis salió corriendo de casa: cruzó el patio y entró en el bosque.

Momentos antes, la madre de la menor, Linda, había visto el teléfono de su hija.

La adolescente, indignada por la intrusión, tomó su celular y huyó.

La madre de la joven estaba alarmada por las fotos que había visto en el teléfono. Algunas mostraban sangre en los tobillos de M debido a autolesiones intencionales.

En los dos años anteriores, Linda había visto a M descender en espiral: depresión severa, autolesión e intento de suicidio.

Persiguió a M hacia el bosque. “Por favor, dime dónde estás”, le envió un mensaje de texto. “No estoy enfadada”.

No mucho antes de la noche en que M huyó al bosque, Linda se sobresaltó con la noticia de que una chica de la misma localidad murió usando medicamentos, y dejó una carta de suicidio.

M, quien ahora tiene 14 años, tuvo el primer indicio de problemas en sexto grado, los desafíos se enfocaban en la clase.

Poco después, M ingresó a terapia de grupo. Un psiquiatra de la clínica notificó a la familia que la joven había admitido que no podía dejar de cortarse.

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