Vivir a lado de un talud

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Vivir a lado de un talud
  • Tras un deslave por la temporada de lluvias, el vivir a la orilla de un talud volvió a ser una preocupación para vecinos de Lomas de Las Águilas, en Álvaro Obregón, Ciudad de México.
ALEJANDRO LEÓN / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Tras un deslave por la temporada de lluvias, el vivir a la orilla de un talud volvió a ser una preocupación para vecinos de Lomas de Las Águilas, en Álvaro Obregón.

Los habitantes de la Calle Grullas, quienes viven en la parte alta del muro, y de Buharros, que está en la zona baja, temen daños a sus casas, pues los desprendimientos ocurren desde hace 36 años.

El último tuvo lugar el 21 de julio, cuando aproximadamente 15 toneladas de tierra y piedras colapsaron desde el jardín de Grullas 96 hacia el patio de una casa en remodelación, en Buharros 89.

Los vecinos de la casa de Grullas fueron desalojados, pero el temor está latente.

Enrique Zermeño, dueño del predio en el que cayeron los materiales, reconoció estar intranquilo, ya que el muro no cuenta con contención y tampoco ha sido reparado.

“La preocupación ahorita es que las lluvias están muy fuertes, inclusive, todavía no entramos a lo peor de las lluvias, y cada vez que llueve pensamos que, como el talud no está protegido, pues puede ser un riesgo aún mayor”, indicó en entrevista.

En tanto, la Alcaldía Álvaro Obregón detalló que personal de Protección Civil determinó que una de las causas del deslave fue que el jardín en la parte alta del talud se saturó de humedad, lo que se sumó a la falta de mantenimiento, pues el crecimiento de hierba y árboles incrementó el peso.

De acuerdo con la Administración local, el espacio verde de Grullas 96 estaba fuera de lo establecido por la norma.

Habitantes de las casas contiguas a este domicilio también han sido afectados a pesar de vivir en la parte alta.

Es el caso de Martha González, quien actualmente no puede hacer uso de su patio, como medida de prevención.

Recordó que en 1998 hubo un deslave que provocó que una roca cayera y quedara un hueco en el talud, por lo que su familia y los dueños de otros dos inmuebles pidieron a especialistas anclar sus domicilios.

Desde entonces, se les pidió quitar el jardín de la orilla de la pendiente para evitar la concentración de agua; González opto por colocar loseta.

Otro trabajo precautorio que han seguido realizando es encargar a jardineros que deshierben la ladera.

“Cierta incertidumbre me da de que a la vecina de al lado (en Grullas 96) se le venga todo y me vaya a afectar en algo”, expresó.

Pese a que los habitantes señalan que en años anteriores las administraciones delegacionales los habían apoyado con materiales, la Alcaldía sostuvo que no puede destinar recursos públicos a las propiedades afectadas, pues incurriría en desvío.

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