NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

EN EL LABERINTO de la política mexicana, los rumores de una posible devaluación del peso ante el dólar se han convertido en una herramienta de manipulación empleada por los poderes fácticos y la oposición. El escenario no podría ser más oportuno: justo cuando la reforma del Poder Judicial, propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador y respaldada por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, está sobre la cuerda floja de la opinión pública.

EL INQUILINO de Palacio Nacional insiste que esta reforma busca nada menos que erradicar la corrupción y la impunidad enquistadas por décadas en el sistema judicial del país. Y no hay mejor fecha para su aprobación que septiembre, el mes de la patria. Con una sonrisa irónica, López Obrador ha señalado que quienes se oponen a la reforma ya están en acción, moviéndose “como siempre” y sin perder la oportunidad, desde sus mañaneras ha criticado la supuesta independencia del Poder Judicial.

BLANCO de sus ataques han sido jueces y magistrados que, esgrimiendo tecnicismos jurídicos, han puesto en libertad a potenciales delincuentes, alentando la impunidad que después de la corrupción han sido el peor flagelo de la sociedad. En su mirilla también ha estado la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, por sus encuentros clandestinos con líderes de partidos opositores. “O sea, ¿qué es eso? En lo oscurito”, criticó dejando claro su desdén por los supuestos tejemanejes de sus adversarios que ahora buscan debilitar la moneda nacional.

SIN EMBARGO, el mandatario defiende con orgullo la fortaleza del peso frente al dólar, a pesar del “nerviosismo” generado por las reformas. “A 18.37 pesos por dólar es un fortalecimiento del 10% desde que llegamos”, dijo, atribuyendo este logro a su incansable lucha contra la corrupción, con lo que minimiza las advertencias de riesgo económico, acusando a los críticos de utilizar el chantaje económico como arma: “No hay problema, ellos estaban acostumbrados al chantaje: ‘me mantienes mis privilegios porque si no va a haber fuga de capitales, devaluación’”.

EN SU RELATO, la resistencia no es más que una estratagema de aquellos que se aferran a sus privilegios. La reforma propuesta es ambiciosa, sin duda. Imagina un Poder Judicial donde jueces, magistrados y ministros sean elegidos por el pueblo, desmantelando así lo que AMLO describe como un sistema “secuestrado por la delincuencia” y al servicio de una minoría. Pero el camino hacia su implementación está lleno de obstáculos: requiere de una mayoría calificada en ambas cámaras legislativas, algo que Morena y sus aliados sólo han conseguido en la Cámara de Diputados.

DE APROBARSE tal cual, el plan implica una elección masiva en junio de 2025, organizada por el Instituto Nacional Electoral, para seleccionar a más de mil 600 jueces y magistrados. En teoría, esto democratizaría el sistema judicial, pero en la práctica podría convertirse en una pesadilla burocrática con miles de candidatos compitiendo por cientos de puestos. A pesar de ello, AMLO no se ha guardado nada en sus críticas al actual sistema judicial, acusando a monopolios con “más agarraderas e influencias en el Poder Judicial”.

EN SU NARRATIVA, la independencia judicial es una farsa: “Es autónomo e independiente del pueblo, no de los potentados”. Este discurso, aunque mordaz, resuena con una verdad incómoda para muchos: la percepción de un sistema judicial corrupto y al servicio de intereses particulares. Ante este escenario, la amenaza de una devaluación inminente del peso no es más que un peón en el juego de ajedrez político que se libra en México. La pregunta que queda en el aire es si el pueblo mexicano verá una reforma genuina o si esta será otra batalla perdida para la Cuarta Transformación.

@Nido_DeViboras