¿Golfo de América? Mejor volvamos a la América Mexicana

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Por KUKULKÁN

ICONO viviente del reality show geopolítico, Donald Trump ha vuelto a encender la hoguera internacional con sus declaraciones. Ahora resulta que quiere rebautizar al Golfo de México como el “Golfo de América”, en una muestra de su inquebrantable ingenio para el absurdo. Pero no contaba con la respuesta fulminante de Claudia Sheinbaum, quien, desde Palacio Nacional, le devolvió el golpe con una ironía que dejó a todos boquiabiertos: “Si vamos a hablar de nombres y orígenes, mejor recobremos cuando gran parte del territorio de Estados Unidos era la América Mexicana. Se escucha más bonito, ¿no?”

¡TOMA ESO, Trump! Es que a nuestro vecino del norte le encanta jugar a los reyes conquistadores, como si estuviéramos en el siglo XIX. Primero, amenaza con invadir México para combatir a los cárteles, luego coquetea con la idea de anexar Canadá como un estado más, y por si fuera poco, quiere recuperar el Canal de Panamá y comprar Groenlandia. Pero mire apreciable lector, que cambiarle el nombre al Golfo de México ya raya en la desesperación por figurar. Si se trata de geografía y “americanizar” todo, ¿por qué no empezamos devolviendo Texas, California, Arizona y Nuevo México? Total, también eran parte de esa América Mexicana que suena tan poética como histórica.

LA PRESIDENTA Sheinbaum se ha plantado firme ante las amenazas de intervención militar y ha decidió darle a Trump una dosis de su propia medicina retórica. Con una calma que muchos quisieran, Sheinbaum recordó que México no sólo es un país libre y soberano, sino que tiene una historia lo suficientemente rica como para jugar al “recordar es vivir”. Porque si Trump quiere renombrar mares, bien podríamos devolverle a Estados Unidos el recordatorio de que buena parte de su territorio fue una vez nuestro. ¿Se imaginan un mapa actual con nombres como Alta California, Texas como Tejas, o Los Ángeles como el Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles? Quizá es hora de que en las escuelas de historia estadounidenses se actualicen un poquito.

LA OBSESIÓN de Trump con México no es nueva. Su fallida promesa de construir un muro (que México jamás iba a pagar, por cierto) ahora parece haber evolucionado en una campaña para reducirnos a meros peones en su tablero imperialista. Pero con líderes como Sheinbaum, que sabe cómo responder sin perder la compostura, México demuestra que no será intimidado ni por tweets ni por fanfarronadas. Además, la presidenta no está sola. En Canadá, sus autoridades prácticamente han salido a decir que Trump puede soñar con anexar su país, pero que se lo guarde para sus memorias. En Panamá, el presidente Mulino ya dejó claro que el Canal es suyo y punto. Y Groenlandia… bueno, Groenlandia simplemente le cerró la puerta en la cara con un “No estamos en venta”.

¿Y AHORA qué, Trump? Mientras el todavía presidente electo sigue acumulando enemigos en todo el mundo con su retórica beligerante y su habilidad para reescribir la realidad a su conveniencia, México se reafirma como un bastión de dignidad frente al populismo y el autoritarismo disfrazado de humor. Porque si algo nos enseñaron las respuestas de Sheinbaum y el resto de líderes internacionales es que no hay lugar para la intimidación en una política global que se respete. Así que, señor Trump, si insiste en su sueño de renombrar el Golfo de México, le dejamos una sugerencia más acorde con su estilo: ¿Qué tal “El Golfo de los Delirios”?

@Nido_DeViboras