La era de las mujeres: el poder y sus trampas

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Por KUKULKÁN

EN PLENO auge de la equidad de género, México vive lo que algunos llaman la Era de las Mujeres. Desde la presidencia con Claudia Sheinbaum, pasando por gobernadoras, ministras y legisladoras, las mujeres han alcanzado posiciones que antes eran un sueño remoto. Pero no todo es color de rosa en este desfile hacia la independencia política y financiera. Mientras las mujeres se baten en las arenas del poder, el país sigue plagado de dinosaurios priistas que, en un acto digno de teatro de carpa, han decidido “llevarla de a muertito”. Calladitos se ven más bonitos y cómodos, esperando a que el tiempo les devuelva algo del poder perdido.

SIN EMBARGO, ninguna mujer en la cima del poder se salva de la sospecha misógina: “Seguro está manejada por algún hombre”. Así lo sugiere la oposición, cuyos ataques no pasan de ser gritos desafinados desde un rincón oscuro. Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México, ha salido a enfrentarlos con contundencia, llamando a estas críticas por su nombre: misoginia. Es decir, la incapacidad de aceptar que las mujeres tienen capacidad. Pero la ironía alcanza a todos: los mismos que descalifican a Sheinbaum son los que utilizaron a Xóchitl Gálvez como candidata presidencial, a sabiendas de que perdería, sólo para evitar la extinción electoral del PRI y el PAN.

LA CANDIDATURA de Xóchitl Gálvez fue un experimento cruelmente práctico. Al final, Gálvez terminó como un triste fusible electoral que se quema para salvar los restos de una maquinaria que ya no carbura. Durante su campaña, Xóchitl descubrió la amarga verdad: el PAN y el PRI no tienen estructura social en la mayoría de los estados, ni siquiera en sus antiguos bastiones.

LOS RESULTADOS fueron predecibles. Perdió y, como suele ocurrir, la derrota se quedó huérfana. Nadie quiere asumir la paternidad de ese fracaso. Mientras Gálvez ha vuelto a sus negocios particulares, los líderes del PRI y PAN, Alejandro Moreno y Marko Cortés, gozan de su senaduría, listos para seguir vegetando en sus cómodos escaños. Su cinismo es monumental: usar a una mujer como peón desechable, mientras ellos sobreviven políticamente como cucarachas en un apocalipsis.

OTRO CASO emblemático de esta época es el de Norma Piña Hernández, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Piña se ha convertido en un símbolo de resistencia conservadora, pero su trinchera parece estar hecha de arenas movedizas. Cada movimiento que hace para frenar las reformas judiciales la hunde más. Su última jugada, frenar al Comité de Evaluación del Poder Judicial para seleccionar jueces y magistrados, no ha hecho más que exponer su fragilidad.

LA MINISTRA Piña enfrenta un panorama sombrío. En un escenario donde las lealtades políticas se mueven con la rapidez de un torbellino, ¿quién le garantiza que no terminará abandonada como Xóchitl? Los aplausos que hoy recibe de ciertos sectores conservadores podrían transformarse en un silencio sepulcral cuando ya no les sea útil. Mientras tanto, en el Legislativo, el PAN ha enviado a sus “caballitos de batalla”: Kenia López Rabadán y Lilly Téllez. Ambas se han vuelto expertas en lanzar acusaciones huecas contra el gobierno, especialmente contra Sheinbaum, a quien califican de “títere” de López Obrador.

SIN EMBARGO, su feroz defensa de los intereses de Claudio X. González y Ricardo Salinas Pliego no deja de ser un espectáculo triste. Parecen no darse cuenta de que en política, el que escupe hacia arriba siempre termina con la cara salpicada. ¿Y qué pasará cuando los intereses que hoy representan ya no las necesiten? La historia es implacable con quienes se desgastan en pleitos ajenos. Sus ataques desesperados podrían asegurarles un lugar, no en los libros de historia, sino en el cesto de la basura política. La Era de las Mujeres en México está marcada por la conquista de espacios históricamente negados. Pero el camino está lleno de trampas. Desde la oposición que usa a mujeres como fusibles desechables hasta las estructuras patriarcales que se resisten a aceptar que ellas pueden gobernar por mérito propio, el panorama es tan complicado como fascinante.

@Nido_DeViboras