La ultraderecha también cabe en Morena

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ZÓSIMO CAMACHO

La llegada del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) al poder en México, desde 2018, ha sido objeto de distintas lecturas. Más allá de la cantidad de votos obtenidos, que han colmado las urnas en los dos recientes procesos electorales; de un innegable respaldo desde sectores populares, y de un consenso construido con grupos económicos hegemónicos, ¿qué tipo de formación político-ideológica gobierna el país?

No pretendemos evaluar en este espacio el ideario del “humanismo mexicano” ni los programas que reivindican derechos sociales y que, se señala, son resultado de orientar la acción política según el lema: “Primero los pobres”. Tampoco, los planes económicos sectoriales ni las grandes obras de infraestructura enfocados en facilitar la acumulación de capital de la alta burguesía mexicana y trasnacional.

Apenas diremos que en Morena caben casi todos. No nos referimos a sus bases ni votantes sino a su estructura partidista y sus figuras públicas enquistadas en los tres poderes y tres órdenes de gobierno.

Los hay, muy pocos, quienes se asumen claramente de izquierda y cuestionan frontalmente la sociedad de clases sociales, la explotación de unos seres humanos por otros y la destrucción de la naturaleza implícita en todo desarrollismo. El grueso se desdibuja en sectores que se asumen de “izquierda” por mera oposición al neoliberalismo –pero no al imperialismo ni al capitalismo en general– o al priísmo y al panismo.

Muchos otros “pragmáticos”, su lealtad al partido es resultado de que hoy es la formación que detenta el poder. Muy entusiastas “operadores” y “coordinadores” serían también en el PRI o el PAN, en caso de que estos partidos mantuvieran la Presidencia de la República y la mayoría en las Cámaras del Poder Legislativo.

Así, no sorprende que el espectro ideológico del amasijo llamado Morena va de la socialdemocracia al centro y a la derecha. ¿Se pueden asumir realmente de izquierda personajes clave como Adán Augusto López Hernández o Ricardo Monreal Ávila, por hablar de los coordinadores del partido en las Cámaras del Poder Legislativo? Ya ni hablemos de los del Partido Verde Ecologista de México, agrupación que es parte de la 4T.

Y del Ejecutivo, ¿la izquierda realmente puede llamar “compañeros” a secretarios de Estado, como Marcelo Ebrard, titular de Economía; Julio Berdegué, de Agricultura; Juan Ramón de la Fuente, de Relaciones Exteriores; Omar García Harfuch, de Seguridad; o Mario Delgado, de Educación? Habrá quienes aseguren que sí.

Pero lo que resulta pasmoso es que en el morenismo se sienta a sus anchas la ultraderecha confesional más recalcitrante. Nos referimos al caso del diputado Hugo Eric Flores.

Hace unos días, este personaje convirtió el recinto de la Cámara de Diputados en un púlpito evangélico, pentecostal, para más señas. Del hecho y de los antecedentes de Hugo Eric da cuenta un imperdible artículo del periodista Luis Hernández Navarro publicado en el diario La Jornada (15 de abril de 2025, https://shorturl.at/g4ApA).

Baste decir aquí que Hugo Eric Flores, en claro desafío al Estado laico, utilizó el espacio público para realizar abiertamente proselitismo religioso y, con arengas y retórica mesiánica, promover la “Marcha por Jesús” y exigir privilegios para las iglesias, como concesiones de medios de comunicación y beneficios fiscales.

Este diputado por Morena no tiene empacho en anunciar que desde su iglesia se promueve la reactivación del Partido Encuentro Social (PES), una agrupación con una agenda abiertamente confesional, que predica la subordinación de las mujeres a los hombres. Ya lleva 20 asambleas estatales con ese fin.

Si Morena se asume de izquierda, ¿qué hace un personaje que como presidente de la Sección Instructora de la Cámara de Diputado, absolvió sin investigación a Cuauhtémoc Blanco de una acusación de intento de violación? Más aún, ¿qué hace en ese partido a quien se señala públicamente de hostigar al líder indígena Samir Flores, opositor al Proyecto Integral Morelos (PIM) que fue asesinado un día después de confrontarlo?

Y sin entrar en detalles del incremento sustancial de su patrimonio, ¿qué hace en Morena quien ha dedicado recursos públicos para justificar la masacre de Acteal y colaborar en la irregular absolución y puesta en libertad de los perpetradores de ese crimen de Estado?

La presencia de figuras como Hugo Eric Flores en Morena no es un accidente ni un asunto menor. Revela una contradicción fundamental en el proyecto de la 4T: mientras se autodenomina de izquierda, permite el avance de una agenda ultraderechista que amenaza al Estado laico y los derechos civiles. La derecha religiosa no sólo está en la oposición: ha encontrado cobijo en Morena.

No, Hugo Eric Flores no es una excepción, Ya otros personajes, ligados al mismísimo Yunque –violenta organización secreta, confesional católica de ultraderecha– han sido integrados al gobierno que se asume de izquierda. De hecho, nunca se explicó por qué uno de los liderazgos de esta agrupación, Manuel Espino Barrientos, ocupó la titularidad del Servicio de Protección Federal, nada menos que la corporación encargada de procurar la seguridad de las instalaciones estratégicas del país, durante el sexenio pasado.

En otro caso, Germán Martínez Cázares, panista de toda la vida, morenista durante el gobierno anterior y quien ocupó por breve tiempo la titularidad del Instituto Mexicano del Seguro Social, también fue “compañero” de la izquierda antes de retornar, de nuevo al panismo.

Al parecer, Morena no sólo es socialdemocracia, centro y derecha. También, ultraderecha.

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