- Celebran en Senado a la niñez con la gran reflexión que de nada sirven las sonrisas de niñas y niños en este día, si sus sueños siguen truncos.
FELIPE VILLA
CIUDAD DE MÉXICO.- En el Senado de la República se celebró el Día de la Niña y el Niño con discursos emotivos, llamados a la acción y reflexiones profundas. El recinto se llenó de frases esperanzadoras, colores simbólicos y un ambiente festivo que pretendía rendir homenaje a lo más valioso de una sociedad: su infancia.
Sin embargo, entre las palabras y las intenciones quedó flotando una pregunta ineludible: ¿de qué sirve un día de sonrisas si no garantizamos que cada niña y cada niño pueda cumplir sus sueños?
Desde hace 101 años, México dedica el 30 de abril a la infancia, una fecha instaurada por Álvaro Obregón y José Vasconcelos tras la firma de la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño. Pero a más de un siglo de distancia, las condiciones de millones de menores mexicanos siguen marcadas por la pobreza, el abandono escolar, el trabajo infantil y la violencia familiar.
La presidenta de la Comisión de Derechos de la Niñez y de la Adolescencia, Laura Esquivel Torres, fue clara: “las barreras de hace muchos años siguen siendo las barreras actuales”. Invitó a la sociedad y al Congreso a no conformarse con conmemoraciones ni buenas intenciones, sino a trabajar cada día para cambiar realidades con acciones concretas.
En la misma línea, la senadora Lilia Margarita Valdez Martínez respaldó el plan de trabajo aprobado por la comisión, y subrayó que ningún niño debería tener que trabajar para sobrevivir. “Lo fundamental es que tengan qué comer, que puedan asistir a la escuela. Ese debe ser nuestro motor”, dijo.
Durante la sesión, la senadora Alejandra Berenice Arias Trevilla, de Morena, pronunció una de las frases más potentes del evento: “La niñez no necesita compasión, sino justicia; no anhela dádivas, sino derechos”. Afirmó que si bien los derechos de niñas y niños están plasmados en la ley, no han llegado a todas las casas, ni a todas las escuelas, ni a todos los corazones.
El llamado fue unánime: urge una perspectiva legislativa centrada en la infancia, una que no los vea como futuros votantes, sino como ciudadanos plenos con voz, necesidades y sueños. Las senadoras coincidieron en que la niñez mexicana no debe esperar más discursos. Necesita políticas públicas efectivas, presupuestos garantizados y marcos legales sólidos que derriben los obstáculos que impiden su desarrollo.
Desde el Partido Verde, la senadora María del Rocío Corona Nakamura advirtió que miles de niñas y niños son víctimas de explotación infantil, orillados por la pobreza a trabajar desde edades tempranas, lo que les arrebata la oportunidad de aprender, jugar y crecer con dignidad.
La legisladora Lizeth Sánchez García, del Partido del Trabajo, se sumó a los compromisos y señaló que si bien el 30 de abril es un día de alegría, también es una oportunidad para reafirmar la urgencia de garantizar sus derechos de forma inquebrantable, pues la infancia es, sin rodeos, la base de la sociedad.
Entre aplausos y frases que apelaban al corazón, el Congreso volvió a decir que la niñez importa. Pero el contraste con la realidad nacional no se hizo esperar. Mientras en el Senado se hablaba de justicia y sueños, las estadísticas siguen reflejando desigualdad, violencia y abandono. La celebración terminó, pero el desafío permanece: que las sonrisas de este día no sean solo decorado, sino el eco de una voluntad verdadera por no fallarles nunca más a quienes todavía creen en un futuro mejor.