- Con los miles de elementos, a la frontera también han llegado vehículos blindados, helicópteros, aviones y equipo militar, como drones, dirigibles y cámaras.
MAURO DE LA FUENTE Y ROLANDO CHACÓN / AGENCIA REFORMA
LAREDO, TEXAS.-En medio de un calor que ronda los 40 grados, soldados estadounidenses en modernas tanquetas Stryker vigilan un territorio desértico y solitario a la espera de “invasores” para capturarlos.
Esta imagen no es de una zona en guerra de Afganistán o Irak, sino que se ha vuelto común en la frontera de Estados Unidos con México, especialmente en el sur de Texas, una región dinámica que registra una de las actividades comerciales y de tránsito legal de personas más importante del planeta.
Aunque la migración indocumentada está en niveles mínimos históricos, el Presidente Donald Trump ha convertido a la militarización de la frontera con México en una prioridad, a la que ha movilizado miles de soldados armados para detener lo que califica como una “invasión” a su país.
Apenas el viernes, en una nueva muestra de esta escalada, se reveló que Trump firmó una orden secreta que autoriza al Departamento de la Defensa estadounidense a lanzar ataques militares contra los narcocárteles en México y en América Latina.
Con los miles de elementos, a la frontera también han llegado vehículos blindados, helicópteros, aviones y equipo militar, como drones, dirigibles y cámaras térmicas, que hasta hace poco sólo se observaban en países con conflictos armados de alta intensidad.
Incluso, la presencia militar es visible desde los puentes internacionales de Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros o Piedras Negras, por donde cruzan diariamente miles de familias y tráileres con mercancías.
Algunas unidades, como las tanquetas Stryker, suelen armar convoyes para recorrer zonas próximas a las ciudades, como en la región de Laredo-Nuevo Laredo, el principal punto de cruce comercial de toda la frontera, lo que ha causado sorpresa entre la población y los viajeros.
Pese al impresionante despliegue, las autoridades civiles recalcan que la labor del Pentágono sólo es de apoyo para frenar el flujo de drogas e indocumentados.
“¡Ningún terreno es demasiado difícil!”, presumió la Patrulla Fronteriza estadounidense, en el Sector Laredo, al mostrar el pasado 8 de junio el arribo de 10 Strykers con 800 soldados.
“La implementación de la logística del Ejército ha demostrado una mejora aún mayor para ayudar a proteger la frontera”, añadió.
Despliegues así se han repetido en otras regiones, como el 13 de junio, cuando Strykers arribaron al Sector del Valle del Río Grande, que va de McAllen a Brownsville.
Esta movilización ha abarcado helicópteros como el Boeing CH-47 Chinook, dedicado a la carga, y el UH-60 Black Hawk, que en zonas de guerras se usa artillado, así como aviones militares.
Los soldados no sólo se pueden observar en tierra en Strykers o Humvees, sino en lanchas patrullando el Río Bravo.
Asimismo, Trump ha designado grandes franjas fronterizas como Áreas de Defensa Nacional (NDA), una de las que tiene su sede en San Antonio y abarca desde Laredo hasta Brownsville y la Isla del Padre, lo que permite a los soldados detener a extranjeros y luego entregarlos a las autoridades civiles.
CAE 86% CAPTURA DE MIGRANTES
El inédito despliegue militar ordenado por el Presidente Donald Trump en la frontera de Texas con México se ha dado al tiempo que la migración indocumentada hacia EU se ha hundido a niveles mínimos históricos.
Según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, los sectores de Del Río, Laredo y Valle del Río Grande, a cargo de la Patrulla Fronteriza, registran caídas de hasta 86 por ciento en lo que va del actual año fiscal estadounidense, que inició en octubre pasado y acabará en septiembre próximo.
Del Río, que abarca la frontera de Texas con Coahuila, reportó una caída de 86.2 por ciento; Laredo, de 51 por ciento, y Valle del Río Grande, que va de McAllen a Brownsville, 73 por ciento.