Sergio León Cervantes
En Quintana Roo, once presidentes municipales acaban de rendir sus primeros informes, mientras la gobernadora Mara Lezama presentó su Tercer Informe. Los balances muestran luces y sombras: resultados positivos en varios frentes, pero también áreas de oportunidad que urgen atender.
En Solidaridad, Estefanía Mercado acreditó una disminución del 36.7% en homicidios dolosos y cerca de 900 millones de pesos en obra pública, marcando un contraste con gestiones previas. Isla Mujeres, con Atenea Gómez Ricalde, exhibió 702 millones invertidos en cuatro años, más de 12 mil luminarias LED y un C2 en Costa Mujeres. Cozumel destinó 25 millones en patrullas y 83 millones en un cuartel policial, consolidando el programa Blindaje Cozumel. Puerto Morelos presume finanzas sanas y +60% en ingresos propios, mientras Bacalar fortalece el ordenamiento territorial con énfasis en la Laguna de los Siete Colores.
Cancún, bajo Ana Paty Peralta, avanza en coordinación intergubernamental, pero enfrenta el reto mayor de seguridad y servicios presionados por el crecimiento poblacional. Tulum lidia con la tensión entre expansión turística y protección ambiental. En la zona maya, Felipe Carrillo Puerto ha priorizado vivienda social y programas para mujeres; José María Morelos impulsa turismo comunitario y agroparques aunque carece de infraestructura productiva; y Lázaro Cárdenas busca ordenar el crecimiento turístico en Holbox, con el riesgo de saturar sus recursos naturales.
En paralelo, la gobernadora reporta reducción de la pobreza en 9.3 puntos —equivalente a 177 mil personas—, programas de género pioneros y una ola de inversión federal con el Tren Maya y el Aeropuerto de Tulum.
El contraste es evidente: algunos municipios —Solidaridad, Isla Mujeres, Cozumel— potencian la narrativa estatal de bienestar y competitividad. Otros muestran rezagos que obligan al gobierno estatal a sostener logros “a pesar de” las limitaciones locales.
La verdadera lección de estos informes no es sólo celebrar obra pública o programas sociales, sino entender que Quintana Roo enfrenta un reto estructural: diversificar su economía más allá del turismo de sol y playa. La coyuntura internacional abre una ventana inédita: México está en el radar como socio estratégico de Norteamérica y los BRICS, y el Caribe mexicano puede capitalizarlo con su posición geográfica, sus puertos y aeropuertos, y su mercado interno.
Cada municipio tiene un rol en esa transformación: Cancún y Solidaridad deben garantizar seguridad y movilidad para sostener competitividad turística global; Tulum y Bacalar, ordenar el crecimiento con criterios de sostenibilidad; Cozumel e Isla Mujeres, diversificar con certificaciones ambientales que eleven el valor de su marca; Puerto Morelos y Chetumal, consolidar clústeres logísticos e industriales; Carrillo Puerto y José María Morelos, integrar agroindustria y turismo comunitario certificado; y Lázaro Cárdenas, ordenar Holbox y fortalecer encadenamientos pesqueros-turísticos.
En síntesis: los informes municipales muestran avances, pero también un punto de inflexión. Si no alineamos agendas locales con el potencial nacional y global, los logros de hoy pueden convertirse en oportunidades perdidas mañana. El tiempo de la diversificación no es un discurso: es una urgencia estratégica que definirá el futuro de Quintana Roo.
¡Hasta la próxima semana, con nuevos retos y oportunidades!
Sin miedo a la cima, que el éxito ya lo tenemos.
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