- La presidenta Claudia Sheinbaum encabezó este domingo su acto de rendición de cuentas en el Malecón Tajamar.
STAFF / LUCES DEL SIGLO
CANCÚN, Q. ROO.- Con la Laguna Nichupté como telón de fondo, la presidenta Claudia Sheinbaum encabezó este domingo su acto de rendición de cuentas en el Malecón Tajamar, desde donde aseguró que México dejó atrás “una larga noche de 36 años de neoliberalismo” con la llegada de la Cuarta Transformación en 2018.
“Fueron 36 años de gobiernos neoliberales: desde 1982 con De la Madrid, con Salinas, con Zedillo, con Fox, con Calderón y con Peña. Vivimos una larga noche en nuestro país. La larga noche neoliberal se dedicó a vender las empresas del Estado, privatizaron carreteras, las rescataron con recursos públicos y las volvieron a privatizar. Vendieron recursos naturales al extranjero y a privados que eran del pueblo de México”, enfatizó.
Arropada por simpatizantes y acompañada por la gobernadora Mara Lezama, así como funcionarios del gabinete federal, Sheinbaum recordó que fue el presidente Andrés Manuel López Obrador quien abrió el camino al cambio de régimen, al que calificó como un movimiento con causas, principios y resultados tangibles. “El presidente López Obrador está en el corazón del pueblo de México y de ahí nunca lo van a arrebatar”, afirmó en medio de aplausos.
La mandataria sostuvo que, con la privatización y los rescates financieros de banqueros a costa del erario público, los gobiernos neoliberales sólo dejaron “pobreza y desigualdad”. En contraste, en seis años del gobierno de la Cuarta Transformación, 13.5 millones de mexicanas y mexicanos salieron de la pobreza, señaló.
Sheinbaum celebró que tan sólo en siete años México pasó de ser el país más desigual del continente a convertirse en el segundo con menor desigualdad.
“En 2012 fue el año donde más desigualdad había en nuestro país; es decir, la brecha entre los más pobres y los más ricos era la más amplia. Pues ahora, en el último reporte del INEGI, claramente se muestra cómo disminuyeron las desigualdades. Llegamos a ser el país más desigual del mundo y ahora somos el segundo país menos desigual de todo el continente, solamente después de Canadá”, expuso.
La presidenta atribuyó estos resultados a tres medidas centrales: el incremento al salario mínimo, que en siete años aumentó 135% en términos reales después de décadas sin mejoras sustanciales; los programas sociales, con una inversión de 850 mil millones de pesos anuales que ahora son derechos constitucionales; y la obra pública estratégica, con proyectos como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico y la refinería de Dos Bocas, financiados con recursos obtenidos del combate a la corrupción.
Y desde la explanada de Malecón Tajamar envió un saludo a López Obrador, de quien dijo que a pesar de haber dejado el gobierno hace casi un año, “sigue siendo blanco de calumnias porque eliminó privilegios de unos cuantos”.
“El presidente López Obrador nos pidió en su momento que no le pusiéramos su nombre a las calles o monumentos. Y cuando tomé posesión dije: no hace falta, porque el presidente López Obrador está en el corazón del pueblo de México y de ahí nunca se lo van a arrebatar”.
También cuestionó a los partidos opositores por haber simulado apoyo a los programas sociales durante la campaña presidencial para luego criticarlos. “Decían que quien recibe un apoyo es un flojo. Que vengan a trabajar como lo hacen los trabajadores de Quintana Roo, en hoteles, restaurantes y en el campo”, subrayó.
La presidenta aprovechó la ocasión para rendir homenaje a los trabajadores migrantes que contribuyen a la economía desde Estados Unidos y reafirmó su compromiso con los adultos mayores, a quienes llamó “los sabios del país” y que hoy cuentan con pensión universal.
Sheinbaum concluyó su mensaje recordando que la transformación en curso tiene un principio fundamental: “Por el bien de todos, primero los pobres”.