- Las amigas de Mayra Hermosillo que ya vieron su primera película como directora, “Vainilla”, se han quedado con un sabor distinto al que indicaría el título, uno más bien agridulce por los contrastes que propone la historia basada en su infancia.
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CIUDAD DE MÉXICO.- Las amigas de Mayra Hermosillo que ya vieron su primera película como directora, “Vainilla”, se han quedado con un sabor distinto al que indicaría el título, uno más bien agridulce por los contrastes que propone la historia basada en su infancia.
En su cinta, la protagonista de “Los Gringo Hunters” se centra en una familia de siete mujeres de muy distintas edades, quienes están en riesgo de ser embargadas y quedarse sin hogar (uno de los pocos elementos no biográficos).
Pese a las dificultades económicas que afrontan, así como los juicios sociales y agresiones, aquel matriarcado logra anteponerse y después de vivencias que podrían provocar lágrimas, explotan en risas y abrazos.
“En mi familia, ante las cosas más cabronas, siempre encontraron cómo acompañarse entre ellas. Mi madre y mi abuela, sobre todo, siempre me compartían la situación para que yo pudiera entender cuando no había dinero para que fuera a un viaje escolar, cambiara el uniforme o no llegaba Santa Claus.
“Siempre hacían cosas que me dejaban con un sabor muy dulce, a pesar de que la situación era a lo mejor triste. Aprendí mucho que sí, las cosas pueden estar muy jodidas, pero de verdad siempre existe la pinche imaginación para hacer que las cosas se tornen mejor”, recordó Hermosillo, en entrevista.
En cierta Navidad, por ejemplo, no se encontró los regalos pedidos, pero sí una carta que aún recuerda, así como rastros de que Santa Claus había estado ahí.
La actriz que ha participado en el filme “¡Que Viva México!” y la serie “Las Viudas de los Jueves” se describe como impaciente, por lo que, al pasar meses sin conseguir papeles, creyó que esa profesión le estaba negada.
Pero como tenía claro que deseaba contar historias, comenzó a escribir: lograba apenas unas páginas de otras historias, hasta que se dio cuenta que lo único que conocía genuinamente era su familia.
El resultado la llevó al Festival de Cine de Venecia y ahora a la Selección de Largometraje Mexicano del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Su proceso estuvo marcado por la añoranza de aquel núcleo, su madre, su abuela, su bisabuela, una prima, una tía y la nana de toda la vida, el cual se rompió y no podrá volver a unirse, debido a algunos fallecimientos.
Hermosillo estaría representada por Roberta, la más pequeña, quien desea ganar un concurso televisivo del Día del Padre (aún sin él) para llevarse a su familia de viaje.
No obstante, la actriz acota que realmente se reconoce en cada uno de sus personajes.
“Al final todos somos esas memorias, soy un collage, soy ellas también”.
Tomar una historia propia para adentrarse a la dirección no fue sencillo, sino lo contrario, ya que, por ejemplo, había tantas líneas narrativas que no logró desarrollarlas todas y tuvo que suprimirlas.
Además, la actriz destacó que, aunque había tomado terapia, el viaje fílmico le mostró más cosas de sí de las que esperaba para mirarlas a todas, y a ella, desde otro lugar.
“Sentía que le había impedido a mi madre ser lo que realmente quería, porque queda embarazada de mí a los 20 años y todos los planes que ella tenía de ser modelo se fueron a la fregada. Ya había firmado con una agencia en Nueva York y cuando se enteró que estaba embarazada, decidió decir que no.
“Sentí una culpa que nadie me hizo sentir, nadie, mi mamá me ha transmitido durante años que ella fue muy feliz con la llegada de su bebé, pero yo me sentí muy culpable. En ‘Vainilla’, empecé a buscar respuestas y empezó a aparecer todo el coro de mujeres, todos los momentos que me movieron y me construyeron”, dijo.