Un Toledo ‘al aire libre’

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  • Sin proponérselo, Francisco Toledo, transformó la ciudad de Oaxaca de Juárez en un ‘museo al aire libre’.
STAFF / AR

CIUDAD DE MÉXICO.- Si bien no hay un museo dedicado al artista juchiteco Francisco Toledo (1940-2019) en su estado natal, su obra está integrada en la arquitectura de la ciudad de Oaxaca de Juárez en rejas, esculturas, vitrales y cúpulas de diversos inmuebles.

Sin proponérselo, transformó la capital en un “museo al aire libre”.

Obras sin placas ni cédulas que Daniel Brena recopila en “Buscando a Francisco Toledo, un recorrido por Oaxaca”, un libro que es una invitación a caminar las calles de la ciudad para encontrarse con estas intervenciones y conocer su historia.

“Son evidentes para nosotros que trabajamos con él”, dice en entrevista el director del Centro de Artes de San Agustín (CASA), ubicado en el municipio de Etla, una de las instituciones legadas por el artista oaxaqueño.

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“Al conocer estos diferentes proyectos y esculturas, la ciudad se vuelve una especie de recorrido, y una exposición al aire libre que muestra la creatividad de Toledo”, explica.

Cuenta en la introducción que, llegado desde el Istmo de Tehuantepec para estudiar la secundaria, a la capital oaxaqueña, el joven Toledo de 13 años, “quedó deslumbrado”.

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“Nunca había vivido en una ciudad que protegiera sus edificios con herrería, ni que agregara esculturas a su arquitectura”, escribe.

Sólo después, al ingresar a la Escuela de Diseño y Artesanías de La Ciudadela, en la Ciudad de México, “entendió que los artistas podían integrar la artesanía, el arte y el diseño con la arquitectura”.

Aunque Toledo se hizo famoso por su arte gráfico y su pintura, nunca abandonó su temprano interés por las artes aplicadas. En su última década, incluso aceleró esta faceta, creando numerosos tapices y mosaicos, y además ayudó a revitalizar una fábrica de azulejos en Oaxaca que estaba a punto de cerrar.

El recorrido propuesto en el libro por Brena, posible de recorrer a pie durante una hora, pasa por instituciones emblemáticas que fueron impulsadas por por el artista juchiteco, como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB) y el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), hoy Museo de Arte Contemporáneo y de las culturas oaxaqueñas (MACCO).

O bien, la segunda sede del IAGO, además de la Biblioteca Infantil de Oaxaca BS, el Centro Cultural San Pablo y las oficinas de la Fundación Alfredo Harp Helú en Oaxaca; entre otros espacios, como la Mezcalería Expendio Tradición y la tienda Lanii Gifts.

Buena parte de las piezas creadas para integrarse a la arquitectura de estos inmuebles entrañan una historia personal del artista juchiteco.

Un ejemplo son las Rejas de alacranes (2015) de la sede principal del IAGO, sobre la calle Macedonio Alcalá, inspiradas en una picadura que sufrió Toledo. Por el temor a quedarse mudo, como le habría sucedido a una prima, comenzó a hablar consigo mismo para asegurarse de que no perdía el habla.

También está la cúpula del MACO, sobre Alcalá. Brena narra que -al observarla-  Toledo se preguntó si el director le pediría algún día que hiciera algo con ese espacio.

“Recordó la estrategia de Tintoretto de trabajar gratis para conseguir comisiones. Al día siguiente, recibió una carta del director solicitando su intervención en la cúpula”, escribe.

También hizo papalotes con las fotografías de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa que voló por la calle de Alcalá para “simbolizar su búsqueda en el aire; en el Istmo de Tehuantepec, durante los días de muertos, los papalotes sirven para ayudar a descender las almas que están en el cielo. Estos también sirvieron en sus intervenciones; adornaron por años el techo de la entrada del IAGO, hasta 2018.

Otro caso es el CFMAB: Brena era su director cuando Toledo instaló ahí una escultura en memoria de Mary Ellen Mark, quien tuvo una estrecha relación con el artista y su familia.

Dos veces al año, la fotógrafa estadounidense viajaba a Oaxaca para trabajar en el centro fotográfico e impartir talleres. El fotógrafo Yael Martínez, ahora el único mexicano de la agencia Magnum, por ejemplo, comenzó su carrera tomando un curso con ella.

Mark, recuerda el director del CASA, siempre llevaba regalos para los perros de Toledo: Cholo y Agnes, dos xoloitzcuintles que murieron unos días antes que la fotógrafa, en mayo de 2015. La esposa del artista, Trine Ellitsgaard, creía que los perros podrían haberse adelantado para recibirla en el inframundo, en referencia a la creencia mesoamericana.

Bien valía la intervención escultórica de Toledo para la artista. Su trabajo en mosaico se aprecia también en la segunda sede del IAGO, en Av. Juárez, inicialmente destinado a oficinas, Toledo cambió de opinión y convirtió este inmueble en biblioteca. Destacan sus baldosas de papalotes, frijolitos y petates.

Al venir de una comunidad donde los pisos solían ser de ladrillo, o tierra, al artista le había impactado ver que en Oaxaca eran de mosaico y que las casas estaban protegidas por rejas con diversos diseños.

De modo que las rejas, mosaicos, vitrales y esculturas; que a menudo pasan desapercibidos por las personas, se revelan ahora en un recorrido que confirma la genialidad del artista.

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