- Una tripulación de 22 personas de 12 nacionalidades estuvo privada de la libertad durante 44 días en un buque de carga que fue asegurado por la FGR.
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CIUDAD DE MÉXICO.- Una tripulación de 22 personas de 12 nacionalidades estuvo privada de la libertad durante 44 días en un buque de carga que fue asegurado por la Fiscalía General de la República (FGR) en Topolobampo, Sinaloa, luego de que los propios marineros denunciaran el hallazgo de un bulto con 4 kilos de cocaína.
Se trata del Nordseine IMO 9596052, un barco con bandera portuguesa, con capacidad de carga para 23 mil 975 toneladas, propiedad de la empresa alemana Schifffahrtsgesellschaft MS “Nordseine” mbH & Co.KG.
Desde el 25 de septiembre hasta el 8 de noviembre, la FGR y la Secretaría de Marina mantuvieron cautivos a los tripulantes, sin permitirles bajar del barco ni deambular en tierra, dejándolos en un limbo legal, dijo en entrevista José Luis Romero Díaz, apoderado de la naviera.
En todo este tiempo, agregó, el Ministerio Público Federal no formalizó que los marineros tuvieran la calidad de imputados, tampoco los detuvieron ni los llevaron ante un Juez para vincularlos a proceso, no los encarcelaron y no les permitieron establecer comunicación con sus Embajadas.
Juan Enrique Parada Seer, Juez Quinto de Distrito de Sinaloa, terminó con esa incertidumbre y concedió una suspensión provisional para que los tripulantes quedaran en libertad y pudieran deambular en tierra.
“Uno de los marinos de nacionalidad letona dijo que ya estaba pensando en suicidarse, estaba ya muy desesperado”, dijo el apoderado de la naviera.
“A muchos ya se les había vencido el contrato de estar en el barco, o sea, ya habían pasado sus días y a pesar de haber vencido su contratación y todo, pues no podían regresar a sus países porque no tenían ellos esta protección de las Embajadas, de nadie”.
La tripulación del barco estaba comandada por el Capitán Kolev Nikolai Yordanov y la integraban 5 indonesios, 4 esrilanqueses, 2 búlgaros, 2 georgianos, 2 rumanos, un birmano, un chino, un letón, un serbio, un salvadoreño, un hondureño y un peruano.
Según el apoderado de la empresa, el Nordseine IMO 9596052 es un barco que transportaba fertilizantes y, previo a tocar tierra en Topolobampo, su itinerario había iniciado en un puerto de Colombia con destino a Amsterdam, Holanda; de allí continuó a Heroya, Noruega y luego a Manzanillo, Colima.
Las constancias del amparo indican que el 25 de septiembre a las 10:00 horas, cuando instrumentaban los protocolos de seguridad interna e inspección, previo a zarpar de Topolobampo con destino a Portland, Oregon, la tripulación se percató que en la cabina de control de la grúa dos había un bulto extraño con un geolocalizador.
El capitán Yordanov, de nacionalidad búlgara, de inmediato dio aviso a las autoridades portuarias, a la Secretaría de Marina, a la agencia consignataria Maritimex y al seguro de la embarcación Gart Marine & Energy.
“El segundo oficial y el oficial en jefe, al inspeccionar, se dan cuenta de que hay como un bulto y algo ahí adentro de la cabina de operatividad de la grúa número dos, estas personas se espantan e inmediatamente instauran el protocolo de actuación de seguridad; activan las alarmas internas, externas, todo”, relata Romero.
“El capitán inmediatamente le avisa a las autoridades como si fueran explosivos y, consecuencia de lo anterior, sube (un equipo de) la Secretaría de Marina acompañado de tres binomios caninos, abordan la embarcación y toman el paquete y se lo llevan para concluir que son 4 kilos de clorhidrato de cocaína”.
A las 16:00 horas arribaron integrantes de la FGR, quienes interrogaron a las dos personas que encontraron el alcaloide y el geolocalizador.
Cinco horas después notificaron al capitán que “ni la embarcación ni la tripulación tenían permiso de salir, de zarpar de México, debiendo permanecer en el interior del barco sin poder acercarse al área en la que se encuentra la grúa número dos”, dice la demanda de amparo.
Desde ese momento los navegantes quedaron cautivos. Fue hasta la madrugada del 8 de noviembre, cuando les notificaron la suspensión, que cesó la incomunicación.
“A través de la Secretaría de Relaciones Exteriores se hizo del conocimiento a varias Embajadas (de la situación), pero no porque México sea un gran lugar para resolver estos problemas sino porque en razón del amparo que presentamos, obviamente que el juez de Sinaloa ordenó la intervención de las Embajadas, quienes empezaron a presionar en el caso y fue así como se liberó a la tripulación, más no al barco”.
El apoderado de la empresa luego presentó otro amparo que permitió el retiro de la basura orgánica e inorganica acumulada durante el mes y medio en que la embarcación permaneció en el puerto, ya que empezaba a ocasionar un foco de infección.
En los últimos días de noviembre, los 22 marineros terminaron sus trámites contractuales y migratorios y finalmente regresaron a sus respectivos países. La naviera alemana los sustituyó con una nueva tripulación.
El Nordseine hoy continúa en calidad de asegurado y está estacionado con sus nuevos tripulantes a 30 millas náuticas -unos 25 kilómetros- mar adentro de Topolobampo, en una zona que denominan fondeadero, en medio de las aguas del Mar de Cortés, a la espera de que la FGR determine la carpeta de investigación.
“Para que más o menos tengan una idea, la zona de fondeadero, es como si fuera un corralón de barcos”, dijo el apoderado.




