Piden salvaguardar el árbol del chukum

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  • Esta es la historia de un árbol maya al que le arrancan la corteza para usar sus componentes en recubrimientos de lujosas edificaciones. Y también es la historia de un despojo.
STAFF / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- Esta es la historia de un árbol maya al que le arrancan la corteza para usar sus componentes en recubrimientos de lujosas edificaciones. Y también es la historia de un despojo.

Su nombre es chukum (Havardia albicans), especie endémica que demora entre 15 y 20 años en crecer, y que protagoniza un documental que se presentará este miércoles, a las 10:00 horas, en el Aula Enrique del Moral de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

El filme, dirigido por el investigador Aurelio Sánchez, adscrito a la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), relata no sólo la historia de este árbol, sino la apropiación de los saberes de los mayas, quienes desde la antigüedad recurrieron al extracto de su corteza para curtir pieles o para añadirlo a morteros que recubrieron superficies arquitectónicas.

Su uso fue empleado, incluso, para soporte de murales mayas.

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Hoy se ha convertido en un “acabado elitista” -terroso y rosado- para construcciones hoteleras, residenciales o de otra índole, ajenas a los mayas, lamenta en entrevista Sánchez, especialista en herencia biocultural y arquitectura vernácula.

Le’ Chukum, título del documental, entrelaza el trayecto histórico del árbol con el de una familia de Nunkiní, Campeche: la última que hace curtiduría con métodos naturales para fabricar, entre otras piezas, fundas de machete, alpargatas, correas, sillas de caballo y utensilios.

“Esta familia nos cuenta que aprendió de su papá, que curtía y entintaba pieles en la Hacienda de Santa Cruz durante un periodo que refieren, no como el Porfiriato, sino como tiempos de la esclavitud.

“Al terminar el tinte de pieles, el caldo de chukum que sobraba lo utilizaban los albañiles para hacer reparaciones en esta hacienda, y ahí encontramos restos en la red hidráulica para el ganado, el huerto y el sembradío de henequén, así que históricamente primero se usó en el curtido de pieles y luego pasó a la arquitectura.

“Entonces, el legado biocultural más antiguo es la curtiduría y el tinte de pieles y de ahí pasó a la arquitectura”, subraya el especialista.

Los mayas usaron el chukum en época prehispánica y, más tarde, cuando estaban acasillados en las haciendas henequeneras, recuperaron este conocimiento para las reparaciones de las mismas, como lo hicieron en Santa Cruz.

Se trata de un extracto que también tiene cualidades impermeabilizantes, añade Sánchez.

El especialista advierte que, sin un debido control de su uso por parte de las autoridades, puede replicarse lo sucedido con la palma de guano, parte fundamental de la vivienda maya que se convirtió en un producto para la infraestructura hotelera. Se incrementó en consecuencia la demanda de la planta y con ello los costos.

“Ahorita ya está protegido el guano, no cualquiera puede transportarlo, debe tener permisos, porque empezó una deforestación terrible”, indica.

En el caso del chukum, una demanda indiscriminada propicia que se desprenda la corteza del árbol y se produzca un daño irreparable; al dejarlo expuesto, lo condenan a morir.

Las técnicas de los pueblos originarios permitían su retiro sin ponerlo en riesgo, contrasta Sánchez.

Ante el extractivismo – modelo de desarrollo basado en la explotación masiva de recursos naturales-, Sánchez aconseja un plan de salvaguarda que reconozca a este árbol, en principio, como parte de la herencia biocultural del pueblo maya y que regule su uso para destinarlo a labores de restauración y no a la arquitectura moderna.

Y para el cuero curtido con extracto del chukum sugiere se promueva una denominación de origen que permita, además, un comercio justo.

El documental, que ya fue presentado en Quintana Roo, Jalisco, Yucatán y Campeche, ahora llega a la Ciudad de México, y tendrá libre proyección a finales de año, adelanta Sánchez; en salas aún por determinar.

Acción antiecológica

“No hay forma de que se surta el mercado con chukum natural ante el boom actual”, advierte la asociación Yo Restauro Patrimonio (YOPR) en su página de Facebook.

“Y esto es bueno”, añade, “porque el chukum es un árbol silvestre y endémico de Yucatán”.

Otra cosa que la gente desconoce es que la receta maya se hacía con cal de piedra y ahora le están añadiendo cemento blanco.

Esto último, según advierte la restauradora Norma García, directora de YOPR, es antiecológico.

Debería usarse cal en lugar de cemento, recomienda, porque éste es parte de una industria encargada de un alto porcentaje de gases invernadero.

“Además, en términos de huella verde, trasladar cemento blanco desde Yucatán no es sostenible ni ecológico. Ahora se vende hasta en Europa”, puntualiza.

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