- Pintas con reclamos como “¡Fuera gringos!” o “Haz barrio, mata un gringo” solo buscan un chivo expiatorio.
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CIUDAD DE MÉXICO.- Las expresiones xenófobas que han aparecido recientemente en la Ciudad de México en protesta por fenómenos como la gentrificación, esconden un componente muy peligroso que puede escalar a una de las peores conductas humanas: el odio.
Pintas con reclamos como “¡Fuera gringos!” o “Haz barrio, mata un gringo” solo buscan un chivo expiatorio, un sujeto en el cual depositar absolutamente toda la responsabilidad: al eliminar al chivo expiatorio, se acaba el problema, considera el historiador de El Colegio de México Pablo Yankelevich.
“Si lo miras en espejo es un poco lo que está sucediendo con los movimientos nacionalistas xenófobos del otro lado de la frontera”, plantea el estudioso de la migración en México sobre la situación en EU.
Lo más simple es apuntar al extranjero aquí y allá, lamenta el especialista.
“Esta mala dirección es peligrosa, ya que corre el riesgo de escalar a la violencia contra grupos migrantes vulnerables y le abre la puerta a la ultraderecha, la ultraderecha de Trump”, expone, por su parte, el profesor Marco Antonio Molina Zamora, adscrito al Departamento de Política y Cultura de la UAM Xochimilco.
Las expresiones xenófobas surgen cuando hay “profundas incomodidades, ansiedades y desigualdades y conflictos” y no existe una política pública.
Sin embargo, Yankelevich sostiene que la xenofobia no es la norma en México.
Al geógrafo de la UNAM Luis Alberto Salinas Arreortua, experto en políticas de vivienda y procesos de gentrificación, le llamó la atención ver un discurso antiinmigrante, propio de la ultraderecha, ahora vinculado a la gentrificación.
Identificar al sujeto gentrificador con una persona con capital económico, joven, sin hijos y con altos ingresos que renta una habitación “calza muy bien” con el extranjero viviendo en la Condesa. Sin embargo, advierte, esta visión es simplista y equivocada.