Joyería en ámbar para reinventarse

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  • Fénix, la nueva línea de joyería de Flora María Sánchez, se basa en dijes, aretes, anillos y collares fabricados con el ámbar.
LUPITA AGUILAR / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- En la historia de la diseñadora Flora María Sánchez, el ámbar ha sido un material protagónico, su compañero en el camino, protector de vida, talismán de suerte y buena ventura para la joyería.

Alternando la figura de un ave de plata con esa resina, en la que se han depositado fósiles por hasta millones de años, la orfebre mexicana encontró su nueva colección: Fénix.

“Es una invitación a descubrir la capacidad de reinventarnos, reconociendo como mujeres nuestra propia luz. Como si se tratara de impulsar a heroínas de su propia vida”, explica la creadora en entrevista, entre pequeñas esculturas.

Dijes, aretes, anillos y collares cuentan con el ave mítica que resurgió de las cenizas, la cual aparece entre varias cuentas, ya sean de ámbar chiapaneco, coral y cornalinas.

La mujer, acorde a Flora María, está dispuesta a dejar morir los paradigmas que ya no la representan y a resurgir con pensamientos, actitudes y nuevas metas.

“A cada una de nosotras se nos han caído a pedazos nuestros referentes: identidad, seguridad, arraigo, pertenencia, fe.

“Quien porta Fénix trae un amuleto que le recuerda su propia fuerza, su capacidad de re-siliencia, su esperanza en la vida y la confianza en Dios”, augura.

También considera que es una forma de honrar el proceso de muerte y renacimiento que está viviendo en el presente la humanidad.

“En nuestra conciencia muere lo que era importante, también lo caduco, lo que ya no corresponde a quienes somos ahora.
“(La colección) resurge con lo bueno del pasado, integrándolo en el futuro”, comenta sobre su comunión entre el material, la estética y los mensajes de su joyería.

Para la creativa, hoy renace una conciencia de pertenencia a la madre Tierra. Quiere pensar que mueren por fin los conceptos de separación y discriminación de antaño.

“El Ave Fénix tiene un plumaje y una belleza inigualable, al igual que la tuya propia. ¡Reconócela!”, invita.

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