NIDO DE VÍBORAS

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NIDO MUJERES EN EL PODER

Por KUKULKÁN

LA LUCHA por alcanzar la equidad de género ha costado a las mujeres quintanarroenses sangre, sudor y lágrimas. Por eso, ahora que muchas de ellas comienzan a cosechar los frutos de todos esos sacrificios que sufrieron esas revolucionarias contribuidoras a este cambio trascendental —inclusive algunas que ya no están—, de dominar ahora la mayoría del Congreso local, los ayuntamientos, la gubernatura y en la industria, ven con optimismo alcanzar el bienestar y el desarrollo que se ha prometido tantas veces por administraciones anteriores.

AUNQUE consideran que la honestidad para el manejo de los recursos públicos no es cuestión de género, sino de educación —tanto familiar como escolar—, valores, principios y culturalmente ellas como jefas del clan son las responsables de estirar al máximo los ingresos para que alcance el gasto familiar. En esa misión salen en busca de ofertas que hagan rendir la despensa y pagar los servicios. En el sistema machista, los hombres son los proveedores de los recursos y las mujeres las administradoras. Vaya que se las ingenian para multiplicarlos.

CUATRO representantes de los poderes públicos y privados de Quintana Roo participaron en la mesa redonda del programa ‘Visión 360. Periodismo desde todos los ángulos’, con el tema de las mujeres, su lucha para ganar espacios, sus experiencias, sus compromisos y las aportaciones que dejarán a la sociedad durante sus encargos. En la conversación se conjugaron juventud y experiencia para hacer un recuento de las diferentes formas de represión que padecieron durante sus respectivas trayectorias tanto por parte de hombres como de mujeres, con mayor intensidad entre ellas.

LA MAGISTRADA Verónica Acacio Trujillo es de las que ha padecido más las zancadillas por parte de las mujeres al intentar escalar la cúspide de los cargos públicos, actualmente es integrante del Consejo de la Judicatura Federal, órgano administrativo del Poder Judicial del estado, y cuenta que desde muy pequeña se enfrentó a ese esquema represor para más tarde irrumpir como defensora de asuntos penales, una materia del derecho históricamente dominada por los hombres y a la cual hubo que entrar no tocando, sino derribando puertas.

COMO jurisconsulta considera que el feminismo recalcitrante ha estado abusando de ese papel de víctima que les da la ley frente a los hombres, para emprender una lucha de venganza histórica contra todo aquel acusado de violencia de género, con pruebas o sin pruebas que lo acrediten. Comienzan a haber varios casos en que mujeres, para desquitarse de los maridos con quienes terminaron o tuvieron algún conflicto, alegan que las agredieron y resulta que las pruebas demuestran lo contrario. ‘No vamos a combatir un abuso con otro abuso’, opinó.

TOCÓ el turno a la diputada federal Anahí González Hernández, con apenas 32 años de edad, en pleno apogeo de su trayectoria, ya en las grandes ligas de la política estatal y con amplias expectativas de seguir escalando los diferentes puestos de elección popular. El ojo del marketing político ya la está viendo adelantadamente como un buen prospecto para alguna candidatura que entrarán en juego en las elecciones de 2024, ya sea una presidencia municipal o una senaduría para esta cancunense en quien nadie apostaba que ganaría la elección por el Primer Distrito federal en el sur del estado, y arrasó a sus contrincantes.

A ELLA también le ha costado enfrentar duras campañas mediáticas de desprestigio, que no la han doblado aun con el tormento psicológico que ello ha implicado para su familia. ‘Ya no veas ni escuches eso, son mentiras que difunden para desprestigiarme’, cuenta la legisladora que le decía a su madre cuando en campaña la acusaban de todo. Su carácter y seguridad de lograr lo que emprende viene de la experiencia infantil cuando su padre le regaló un carro por el cual su madre puso el grito en el cielo por tratarse de un juguete para niños. ‘Él me impulsó mucho para hacer cosas diferentes’, comentó.

EN TERCER plano, la empresaria Ana Lilia Martínez echó por tierra aquella leyenda misógina de que ‘las mujeres son tesorito y los hombres tesoreros’. Como constructora, menudita, pero bien entrona, no le tiene miedo a ponerse el casco y las botas para ir a supervisar obras. Considera que el empoderamiento de la mujer en el sector privado ha ido más lento que en el público, pero ya se han dado los primeros pasos y ellas empiezan a escalar las presidencias de los organismos empresariales.

COMO madre dice que el buen juez por su casa empieza y esa cultura les ha enseñado a sus hijas e hijo, aunque reconoce que eso no es suficiente, hay que multiplicar el mensaje de cambio, sumando cada vez más voluntades. ‘Un cambio de fondo se va dar desde la educación básica de los niños, enseñándoles a corta edad que deben respetar a las niñas porque ambos tienen los mismos derechos ante la ley’, cerró.

@Nido_DeViboras