NIDO DE VÍBORAS

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Por KUKULKÁN

ANTE la aplastante derrota electoral sufrida por la alcaldesa panista de Solidaridad, Lili Campos Miranda, la lógica en la vieja forma de hacer política sería que la derrotada —con la humildad por delante después de la actitud soberbia y hostil que dominó el ambiente durante la campaña— se acercara a la triunfadora Estefanía Mercado Ascencio para negociar una transición pacífica y transparente por bien de los habitantes del municipio, pero sobre todo para encontrar una salida decorosa haciendo a un lado la humillante regiduría que a pesar de los resultados le tocará en la próxima administración.

MÁS AÚN, en los tres meses que le restan de gestión la perdedora debería aplicarse a entregar la casa lo más limpio posible, transparentando la administración y clarificando las finanzas públicas, en vez de emprender toda una perversa estrategia burocrática para dejar minado el camino con toda la intención de que más adelante le explote a su sucesora. Eso fuera lo más lógico y hasta lo más razonable en cabeza de cualquier político o política experimentada, a sabiendas que su situación no está como para establecer condiciones.

PARA su mala fortuna, ese no parece ser ni el perfil ni la salida que esté buscando Lili Campos, cual fiera herida sólo piensa en la venganza para que no le vaya bien a Estefanía y por ende a los solidarenses ante quienes pretendió sembrar la falsa imagen de haber sido la mejor presidenta que ha tenido el municipio en casi 31 años de fundación. Desde luego, eso comparándose con la desastrosa administración de su antecesora Laura Beristain Navarrete a quien prometió llevar a la cárcel sólo como ardid publicitario.

AHORA que está por entregar el poder, han comenzado a brotar lo excesos de poder y la mala administración de los recursos públicos, pues resulta que Lili Campos heredará a su sucesora una deuda pública superior a los 900 millones de pesos cuando tres años atrás ella la recibió con poco más de 400 millones de pesos. Las ecuaciones de su propia administración, atribuyen esta carga a una deuda oculta a proveedores ¿no les parece coincidencia con la deuda estatal que dejó su jefe Carlos Joaquín González?

SI ALGO ha sido un secreto a voces durante la gestión de Lili, es que quien verdaderamente venía moviendo los hilos del poder tras el trono es precisamente Joaquín González, a través de su ex coordinador de gabinete Juan de la Luz Enríquez Kanfachi, quienes pretendían extender la subsistencia política de su grupo político conservando a Solidaridad como su bastión financiero para apuntalar la candidatura de la alcaldesa panista a la gubernatura del estado en 2027.

SU PLAN fue truncado con la reciente derrota propinada por la morenista —con una diferencia de más de 27 mil votos— y todo parece indicar que Lili seguirá haciendo su lucha desde la regiduría que le toca, al menos para seguir gozando de inmunidad. Lo que no debe pasar desapercibido es que el pasado 2 de junio los solidarenses salieron a votar masivamente por un cambio y ese cambio requiere acabar con el lastre de la corrupción de los malos servidores públicos, sin concesiones de ningún tipo, tal y como mandata la nueva era de hacer política que pregona el movimiento de la Cuarta Transformación. De lo contrario, sólo sería más de lo mismo.

@Nido_DeViboras