NIDO DE VÍBORAS

1

Por KUKULKÁN

Claudia no es “fresa”; AMLO

SI ALGO caracteriza a la política mexicana, además de la corrupción y los memes, es el machismo descarado que corre como agua por las venas del sistema. Y ahora, con Claudia Sheinbaum como presidenta electa, esa vena machista ha vuelto a hincharse, y no de orgullo precisamente. Porque, ¿cómo van a aceptar los adversarios de la Cuarta Transformación que una mujer esté al mando? No, mejor decir que AMLO sigue gobernando detrás de ella, como si Claudia fuera un títere de faldas que no puede mover ni un dedo sin permiso del “dictador”. Qué conveniente.

LOS OPOSITORES, fieles al guion de la vieja política, no han parado de cuestionar si Sheinbaum tiene el carácter para liderar, como si ser mujer automáticamente la incapacitara para tomar decisiones fuertes. Claro, ellos ignoran que, durante su gestión en la Ciudad de México, Claudia ya demostró que tiene más que carácter. Tomó decisiones trascendentales que marcaron su estilo estricto de gobernar, un estilo que no tolera la incongruencia ni los abusos. Pero para los críticos, nada de esto cuenta, porque lo importante es seguir con la narrativa de que ella sólo es la sombra de AMLO.

A QUIENES subestiman a Claudia por ser mujer, les vendría bien una lección de historia mexicana. Porque, irónicamente, en este país han sido las mujeres las que siempre han sacado adelante a sus familias. Mientras los hombres se pierden en la borrachera, la infidelidad o el machismo, las mujeres mexicanas han sido el pilar de sus hogares, criando hijas e hijos que terminan siendo profesionistas exitosos sin el apoyo del “jefe de familia”. ¿Pero claro, reconocerle esto a Claudia? Jamás. Mejor seguir con el cuento de que AMLO mueve los hilos.

ES CURIOSO cómo a la hora de atacar, se olvidan de los hechos. AMLO, que todo lo controla, ya dejó en claro que con Sheinbaum las cosas van a ser diferentes. Y no, no dijo que ella sería más suave o condescendiente. Todo lo contrario. “Yo soy fresa en comparación de la presidenta electa”, declaró el propio López Obrador. O sea, si creen que Claudia va a ser menos radical, menos firme, se van a llevar una sorpresa. Y eso, queridos adversarios, es lo que realmente les asusta.

EL TEMOR de la oposición no es que Claudia sea un títere, sino que ella continúe con el proyecto de la 4T, pero de una manera incluso más inflexible y sin concesiones. Porque sí, mientras todos se distraen con si es o no un clon de AMLO, Sheinbaum ya ha dejado claro que no permitirá el intervencionismo extranjero, como lo demostró al exigir que el Reino de España pida disculpas a México por la barbarie colonial. Esta postura ha provocado controversia, pero también deja claro que Claudia tiene sus propias prioridades y su propia voz, aunque a algunos les cueste admitirlo.

PERO, claro, los opositores seguirán con su plan de desprestigiarla, apostando a que le explotarán las reformas judicial y de seguridad ya aprobadas por Morena. Se relamen los labios esperando que fracase. Porque para ellos, una mujer al mando es casi un insulto a sus principios patriarcales. Y por eso mismo, es que no pueden entender que el verdadero error aquí no es que Claudia Sheinbaum sea presidenta, sino que la están subestimando.

CLAUDIA no llegó aquí por obra y gracia de AMLO. Ella forma parte de un movimiento mucho más amplio, un movimiento que tiene la misión de construir el segundo piso de la Cuarta Transformación sobre los cimientos que el propio López Obrador dejó. El problema es que no están listos para aceptar que, a diferencia de muchos hombres que han pasado por el poder, esta mujer no está aquí para jugar. Subestimarla es el error de siempre, el mismo que los machistas han cometido por generaciones con las mujeres mexicanas. Sólo que esta vez, les va a costar caro.

@Nido_DeViboras