Sergio León Cervantes
México ya conoce las cifras clave para 2026: 8.7 billones de pesos de ingresos y un gasto de 10.19 billones. Es decir, gastaremos más de lo que recaudamos. El Ejecutivo sostiene que este presupuesto garantiza estabilidad, concluye megaobras y mantiene programas sociales.
Sin embargo, el plan oficial prioriza trenes de pasajeros y transferencias asistenciales que consumen casi tres de cada diez pesos. Mientras tanto, seguridad, salud y turismo siguen relegados.
¿Para qué se pide este presupuesto? Para sostener la narrativa social y terminar proyectos insignia. Pero hay riesgos internos y externos que el paquete no atiende:
- Seguridad: con menos del 3% del gasto, es imposible revertir la violencia que frena inversión y competitividad.
- Salud: con sólo 8%, IMSS-Bienestar seguirá con desabasto y debilidad en el primer nivel de atención, reduciendo productividad laboral.
- Turismo: con 0.5%, se ignora una industria que aporta hasta 9% del PIB.
- Asistencialismo: las transferencias sin componente productivo alivian en el corto plazo, pero no generan crecimiento.
- Factores externos: no se consideran la posible recesión global, la desaceleración de Estados Unidos, ni la inminente renegociación del T-MEC en 2026, que marcará el rumbo de nuestras exportaciones. Si estos riesgos se materializan, el presupuesto oficial carece de amortiguadores.
Las consecuencias serían claras: un país vulnerable, con menos competitividad, menos divisas y menos inversión.
Rubro | Oficial 2026 (%) | Propuesta (%) | Diferencia |
Infraestructura / Inversión física | 12.3% | 13.0% | +0.7 pp |
Seguridad | 2.9% | 8.0% | +5.1 pp |
Salud | 7.9% | 12.0% | +4.1 pp |
Educación y CTI | 5.4% | 6.0% | +0.6 pp |
Turismo | 0.5% | 4.0% | +3.5 pp |
Programas sociales / Pensiones | 29.4% | 24.0% | –5.4 pp |
Gasto federalizado (estados/munic.) | 19.6% | 20.0% | +0.4 pp |
Costo financiero / Operación | 22.0% | 13.0% | –9.0 pp |
Este rediseño prioriza lo urgente: seguridad, salud y turismo. Mantiene la infraestructura, pero con foco en mantenimiento y operación al 100%. Y transforma parte de los programas sociales en apoyos productivos, vinculados a empleo, capacitación y formalización de MIPyMES.
El éxito sería tangible: más confianza para invertir, más empleos formales, destinos turísticos competitivos y ciudadanos más seguros y sanos. Además, se crearían reservas frente a choques externos y se aprovecharía la ventana del nearshoring en lugar de desperdiciarla.
El presupuesto no debe ser un gasto político, sino un proyecto de nación capaz de enfrentar recesiones globales, tensiones con Estados Unidos y los retos de la renegociación del T-MEC. México necesita un presupuesto que invierta en lo que da futuro: seguridad, salud, turismo y productividad.
¡Hasta la próxima semana, con nuevos retos y oportunidades!
Sin miedo a la cima, que el éxito ya lo tenemos.
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