- A las 16:51 horas de ayer, una multitud expectante de más de seis mil 471 personas presenció un espectáculo milenario: el descenso de Kukulcán.
RODOLFO MONTES
CHICHÉN ITZÁ, YUC.- Ni la amenaza de la llovizna vespertina pudo detener el encuentro. A las 16:51 horas de ayer, una multitud expectante de más de seis mil 471 personas, en su mayoría provenientes de diversas partes del país, presenció un espectáculo milenario: el descenso de Kukulcán, la serpiente emplumada, en la pirámide de El Castillo.
El fenómeno, que augura tiempos de buena siembra, se proyectó a lo largo de la alfarda norte, desatando aplausos y reafirmando la conexión ancestral de la Civilización Maya con los astros.
El evento, que marcó un récord de asistencia con más de tres mil personas más que el año anterior, fue coordinado por el Patronato de las Unidades de Servicios Culturales y Turísticos (Cultur) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
A pesar del pronóstico de nubosidad y lluvias, el sol se abrió camino para cumplir su cita con la historia, iluminando cada escalón de la pirámide por breves, pero inolvidables segundos.
Clemente Escalante Alcocer, director general de Cultura, y Guadalupe Espinosa Rodríguez, titular de la Zona Arqueológica, destacaron la gran respuesta del público nacional.
También se realizó una breve ceremonia en memoria de personas fallecidas en sucesos recientes, un gesto solemne que precedió al momento culminante del equinoccio.
A los pies de la pirámide, expertos del INAH compartieron datos sobre el fenómeno, resaltando que es un testimonio de los avanzados conocimientos en matemáticas y astronomía de la Civilización Maya.
Con el compromiso cumplido, la llovizna regresó a la antigua ciudad de los Itzáes, como si sellara la promesa de un dios maya que, puntualmente, regresará en la próxima primavera.
La jornada fue una muestra de fe, cultura y la persistente conexión entre el pasado prehispánico y la vida moderna de millones de personas.