- La Hermanastra Fea, debut fílmico de la noruega Emilie Blichfeldt, se burla de los cuentos de hadas dulcificados.
STAFF / AR
CIUDAD DE MÉXICO.- Ningún hada madrina salvará a la pobre Elvira. Ella tampoco podrá calzarse la zapatilla de cristal. Se convertirá, en cambio, en una mártir en la búsqueda por hacerla más bella, más deseable.
La Hermanastra Fea, debut fílmico de la noruega Emilie Blichfeldt, se burla de los cuentos de hadas dulcificados. Tomó “Cenicienta” (la de los Hermanos Grimm) e hizo un filme de terror corporal que provocó desmayos en festivales.
“Quien vea esta película mirará de manera distinta ‘Cenicienta’. Quizás cambie su perspectiva para siempre. Eso espero.
“No pueden borrar la experiencia de ver esta película. Ése es el punto. Los cuentos de hadas son viejos, están caducos, son fake news, no son reales”, asegura la protagonista, Lea Myren, en entrevista.
Ubicado en Europa en el siglo 19, el atmosférico filme, que estrena en cines mañana, invita a empatizar con Elvira, la mayor de las hermanastras. No es villana, pero tampoco un dechado de virtudes. Simplemente, un ser vulnerable.
“Lo que más amo de ella es que es un poco loca, creativa, soñadora y muy hermosa”, describe Myren.
Su madre, Rebekka (Ane Dahl Torp), necesita dinero y se obsesiona con que el Príncipe se fije en Elvira en un baile donde elegirá esposa. Para ello quiere transformarla. Y habrá secuencias pavorosas.
Primero una brutal rinoplastia con un sádico cirujano. Pestañas nuevas cosidas con violencia. Incluso, ingerir una lombriz para contener el hambre. Lo que la sociedad pide está lejos de Disney y muy cerca de David Cronenberg.
“Lo que está mal son las estructuras sociales. Esta película está ubicada en un tiempo en el que la única manera de tener una mejor vida era ser rica, y como mujer, vender tu cuerpo.
“Las cosas han cambiado hoy, pero creo que es culpa de la industria y cómo capitaliza nuestras inseguridades”, reflexiona Myren.
Inocente, Elvira ve en el Príncipe una fantasía romántica. Su competencia será la deslumbrante y experimentada Agnes (Thea Sophie Loch Ness), “Cenicienta”. Ella, quien ya tiene otro amor, mira el baile con cinismo y estrategia.
BELLEZA ES DOLOR
El sacrificio extremo por encajar es una historia de terror real. Sangre, vómitos, amputaciones… y mucho humor negro crean un paisaje hechizante en este oscuro cuento.
Blichfeldt, la realizadora, sufrió dismorfia corporal, así que basó un poco al personaje en su experiencia. Consigue crear una visceral conexión entre el público y el dolor de Elvira. Es difícil apartar la mirada a lo que ocurre.
“¿El gore? Lo amo. La primera vez que vi la escena donde vomita la lombriz, grité. Fue todo con efectos prácticos, son tan buenos”, recuerda la actriz.
Myren da una interpretación salvaje como chica insegura, deseosa de ser amada, pero enfurecida consigo. Su rostro, desesperado por unas expectativas imposibles, hipnotiza.
Confiesa que sufrió cuando la cámara se apagaba. Hubo una escena impactante. Tirada en el piso, Elvira ve esfumado su sueño. Lo intentó todo y no fue suficiente.
“Tuve un pequeño quiebre. Emilie me preguntó que pasaba y le dije que me daba mucha pena, que ella había perdido, había puesto tanto empeño a conseguir eso que pensó que necesitaba, pero no era lo correcto.
“Yo estaba en el suelo, sintiendo todo este dolor en mi cabeza, cuerpo, corazón, como palpitaciones. Lo más desafiante fue eso, sentirme sumergida en esa angustia”.
Por retorcida que sea La Hermanastra Fea, Blichfeldt no traiciona las líneas generales del cuento que todos conocen. Tampoco crea villanos en quienes no lo eran. Pero logra su cometido.
Agnes, sí, es bellísima… y tiene sus secretos. El Príncipe, el “trofeo”, en realidad no vale nada. Y la pobre Elvira, aun vencida, tendrá los buenos deseos de todos. Porque todos se han sentido una “hermanastra fea” alguna vez.
“Creo que a Elvira le aguarda un futuro brillante”, comenta Myren. “Eso espero”.
CONCUERDA CON CURTIS
“Genocidio”. Así calificó la actriz Jamie Lee Curtis, hace poco, cómo la industria cosmecéutica y de cirugías estéticas han desfigurando a generaciones de mujeres en pos de ideales imposibles
“Estoy de acuerdo con ella: hay un genocidio contra las mujeres”, sostiene Lea Myren.
“Hay mujeres que están muriendo por estos procedimientos que no son seguros para el cuerpo. Obviamente, los hacemos extremos para nuestra película, pero quizás no sea tan extremos… si lo piensas”.