Vacaciones del terror: así es el Turismo Negro

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  • En los últimos años el turismo negro, viajes a sitios catastróficos y de violencia, se ha vuelto muy popular; conoce aquí algunos destinos.
JUAN CARLOS MOLINA / AGENCIA REFORMA

CIUDAD DE MÉXICO.- También conocido como turismo de duelo, turismo del morbo o dark tourism, esta controvertida tendencia implica viajar a sitios en los que se han experimentado catástrofes, violencia, pobreza extrema o muerte, por mencionar algunas aristas.

Los destinos donde se desarrolla este tipo de turismo están, invariablemente, asociados con la muerte y la tragedia. Algunos de los sitios son, por ejemplo: Auschwitz, en las afueras de Oswiecim, Polonia; Terezín, en República Checa, el House of Terror Museum en Budapest, el Museum of Occupations and Freedom Fights, antes conocido como The Museum of Genocide Victims, entre otras.

Ya sea que tenga que ver con temas del Holocausto, de tragedias nucleares o naturales hay personas que eligen este tema como hilo conductor de su ruta. Conócelos más a fondo.

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También conocido como turismo de duelo, turismo del morbo o dark tourism, la controvertida tendencia del turismo oscuro implica viajar a sitios en los que se han experimentado catástrofes, violencia, pobreza extrema o muerte, por mencionar algunas aristas.

Estos son algunos de los espacios que han visto pasar siniestros momentos de la historia humana y que, a veces bajo reglas especiales, han permitido el acceso al público para aprender de lo sucedido.

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Establecido en 1940 en las afueras de Oswiecim, el campo de concentración de Auschwitz fue una de las sedes nazis más grandes en las que se llevaron a cabo actos de crueldad y barbarie. La mayoría de los prisioneros eran judíos. También hubo presos polacos, homosexuales, gitanos y prisioneros de guerra soviéticos, entre otros grupos.

Se estima que 1.3 millones de personas fueron trasladadas a Auschwitz en los cinco años que operó y que de éstas, 1.1 fueron asesinadas o murieron por enfermedades adquiridas ahí.

Las visitas al público son gratuitas, aunque se sugiere hacer el recorrido en compañía de un guía autorizado. La exhibición permanente incluye mapas originales del complejo, así como zapatos, juguetes y cepillos de dientes que pertenecieron a las víctimas.

A lo largo del recorrido, Se pide que el comportamiento de los visitantes sea solemne y que estos vistan de una manera adecuada para el entorno.

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El ejército de Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre estas dos ciudades en agosto de 1945. Los actos, que condujeron al fin de la Segunda Guerra Mundial, también provocaron la muerte de por lo menos unas 214 mil personas y causaron serios problemas de salud a largo plazo para otros miles que sobrevivieron. Hoy, ambas urbes cuentan con puntos específicos para recordar los hechos.

En Hiroshima se encuentra la Cúpula de la Bomba Atómica, un edificio cuya estructura resistió al bombardeo cuando todo a su alrededor quedó destruido.

La ciudad también cuenta con una campana que invita a los visitantes a tocarla y a realizar una plegaria por la armonía mundial.

La cercana escultura de “llama de la paz” tiene un fuego encendido desde agosto de 1964. La intención es apagarlo sólo hasta que las armas nucleares sean abolidas alrededor del mundo.

Nagasaki cuenta con el Parque de la Paz, un complejo que comprende dos espacios verdes y un museo. La famosa estatua que se encuentra en este espacio fue creada por Seibo Kitamura y muestra a una figura que, mediante la posición de sus brazos, recuerda la devastación que causan las bombas, pero también invita a vislumbrar un porvenir más pacífico.

Los paseos en esta zona, donde ocurrió el catastrófico accidente nuclear de 1986, aún causan cierta polémica. Esto deriva de la creciente popularidad del lugar como destino (las visitas aumentaron considerablemente tras el estreno de la serie Chernobyl) y de los esfuerzos del Gobierno ucraniano por consolidar a la región como un imán para turistas. 

Actualmente, sólo se permiten recorridos en grupo dentro de ciertas partes de la Zona de Exclusión; es decir, el área que rodeaba a la central nuclear. Aunque los organizadores de estos tours insisten en que sus paseos son seguros, aplican algunas restricciones para el público.

Por ejemplo, los visitantes deben ser mayores de 18 años y se les pide llevar ropa que cubra gran parte de su piel, así como no tocar ninguna superficie ni objeto. Por supuesto, está prohibido desviarse del camino previamente determinado.

Las visitas suelen incluir a Chernóbil Prípiat, ciudad vecina en la que vivían muchos trabajadores de la planta y que fue rápidamente abandonada tras el accidente. Aunque no se entra a edificios, algunas de las estructuras visibles son la rueda de la fortuna de la ciudad, un estadio, hospital y una estación de bomberos.

En 2018, Netflix estrenó la docuserie El Otro Turismo (Dark Tourism), en la que el periodista David Farrier visita lugares poco comunes en el mundo, como un lago nuclear o un supuesto bosque encantado. 

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